Es probable que el tema ya lo haya abordado como ítem de algún otro, producto de mi manifiesta dispersión.
Perdone.
Si tuviera que presentarlo de alguna manera le preguntaría;
¿Ud. reparó en la celeridad que se da con él o los autores de hechos aberrantes que culminan con la muerte de un semejante?.
Si todavía no se formuló la pregunta y tiene ganas de jugar, formúlesela y arrancamos.
Si se formuló la pregunta, imposible haya dejado de plantearse una segunda…
¿cómo es posible?.
Excelente lo suyo.
Ahora le invito a que juntos recordemos un hecho de homicidio, que desgraciadamente quedó sin esclarecer o habiendo sido esclarecido, sus autores están libres y gozando de buena salud.
La pequeña NATALIA FRATICELLI, y si quiere otro pero no más; el sonado caso Nora Dalmaso, donde se tendió todo un manto de sospecha sobre no menos de una quincena de personas, pero el autor…jamás pudo ser habido.
¿Se trata o trató acaso de crímenes perfectos?.
De ninguna manera.
Se trató de investigaciones más que imperfectas, con procedimientos que viciaron de nulidad lo actuado.
Pero, ¿por qué la cita?.
Simplemente porque en ambos casos hubo rastros, indicios, personas seriamente comprometidas, declaraciones encontradas que bien podían haber permitido llevar la investigación a buen puerto.
Es cierto; las causas todavía están abiertas pero el tiempo se encarga como ninguna otra cosa, de borrarlo todo…y ha pasado demasiado tiempo.
Y su pregunta es buena, extremadamente razonable, le diría.
¿Cómo es posible entonces, que el mismo día o pasadas pocas horas de cometido un homicidio ocurrido en ocasión de robo realizado “al boleo”, se pueda dar con él o los autores del hecho, a quienes no ligaba ninguna relación con la o las víctimas?.
Simple, aunque le parezca mentira.
Observe que éstos hechos son perpetrados por homicidas que en el escalofriante e inadmisible porcentaje del 90%, poseen antecedentes por hechos similares.
Agréguele a este mero detalle, que ante la justicia hay que rendir cuentas; no justamente exigir la rendición de cuentas.
No tiene mucho sentido entonces, pretender que un Juez de la Nación, me explique los motivos que le permitieron legal y legítimamente, liberar al autor de un homicidio cuando ya contaba con el antecedente de otro anterior, concediéndole de ese modo la posibilidad de cometer un tercero, ¿me explico?.
De otra manera, muchos serían los jueces de la Nación que ya deberían haber abandonado tan relevante cargo al que no solo no responden sino que mancillan en la procacidad de sus fallos y/o decisiones.
Pero las Policías, llámese Federal, de la Provincia de Buenos Aires o cualquiera otra provincia, poseen debido registro de estos delincuentes, conforme el hecho que se les imputara, sea homicidio, violación, secuestros extorsivos, pedofilia y otros, donde además consta el “modus operandi” de los mismos, lugares donde viven, se refugian y grupos de pares que frecuentan.
Es entonces cuando ocurrido el hecho que debió ser evitado, el denominado “cuadro de situación”, permite a la autoridad policial, determinar rápidamente, quien o quienes pudieron haber perpetrado el mismo, aun contando con el mero aporte de una descripción corporal, medio en el que se movilizaban, dirección de fuga, etc.
En realidad y para decirlo más clarito todavía, la autoridad policial sabe y perfectamente quien estuvo en capacidad o discapacidad de cometer el aberrante acto criminal y pocas son las veces que se “equivoca”, circunstancia que por otra parte les está absolutamente vedada, contra la permisividad de la que gozan esos jueces a quienes hice mención y jamás debieron haber existido como tales.
Por otra parte y en materia de legislación, que habitualmente se distrae en el reparto de figuritas y la posterior puesta en escena en el recinto de las Cámaras Baja o Alta del Parlamento Nacional, deberían ingresar temas que aborden una reforma más que urgente respecto a una legislación penal actualmente enfocada en ofrecer todo tipo de derechos y garantías a los delincuentes, privando al máximo el accionar de las fuerzas policiales y de seguridad, que supuestamente siguen actuando como auxiliares de justicia; una reforma que deje sin posibilidad de resolver a criterio sobre libertades anticipadas, laborales o aquellas donde “el nene” pide permiso para asistir a los funerales de su reputa madre.
Respecto a Ud., no lo tome a mal si le digo que “no cuenta para nada”.
Todas las garantías y derechos de los que goza el más deleznable criminal, son derechos y garantías que a Ud, le han sido arrebatados.
Ud. y desde hace ya mucho tiempo, se ha convertido en un simple número con apariencia de ciudadano.
¿Cuál es su número me pregunta?.
Lo tiene anotado en el nuevo documento de identidad que podrá obtener por la módica suma de 16 mangos o algo por el estilo.
Le digo más, creo que hasta se lo entregan a domicilio.
¿Por qué no ir por ellos entonces en lugar de aguardar se cobren una nueva vida?.
La respuesta ya está dada.
El reo cometió uno, dos o tres delitos por los que ya fuera juzgado o no juzgado y su libertad dispuesta por juez que se supone competente.
No existe causa o motivo entonces que justifique su detención.
Se convertiría en víctima de la autoridad policial, y hasta existe la posibilidad que se le deba prestar custodia para evitar un nuevo hecho de “gatillo fácil”.
Habrá que esperar entonces que pronto se decida en ir por “su vida” – es hora que lo empiece a asumir -; volver a tener la suerte de detenerle, y que el juzgado de turno entienda se trata de un individuo irrecuperable que debe ser encarcelado “de por vida” y no pasible de la mentirosa prisión y/o reclusión perpetua que nunca excederá los 25 años, o en realidad y efectivamente, los dos tercios de esa condena, o si prefiere algún tipo de libertad anticipada por “buen comportamiento”; salidas laborales cuando el único oficio que conoce es el de asesinar, o asistir a los funerales de esa puta madre que lo parió.
También se hace necesario otro cambio en la legislación que puede ser de tratamiento tan rápido y efectivo como el que diera lugar a la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo, donde el concepto de “perpetuidad” se ajuste a su única y verdadera etimología.
Lo perpetuo es lo imperecedero, lo eterno, lo que no tiene fin o solo acaba con el final de la existencia misma.
Le recuerdo de paso, que si mi memoria no falla, el único condenado realmente a perpetuidad que existe en el país, es Carlos Eduardo Robledo Puch, tristemente recordado como “el ángel de la muerte”, contra quien la justicia argentina, parece haber descargado todo su arsenal en materia de penalización, así no existan “esencialmente”, circunstancias que le diferencien de otros atroces y reiterados homicidios.
¿Si creo que Robledo Puch debería estar en libertad?.
De ninguna manera; sí entiendo que muchos, pero muchos otros que hoy gozan de libertad, deberían estar igualmente sometidos a su rigurosa prisión.
¿Si se trata de un caso evidente de desigualdad ante la ley?.
Bueno…eso pregúnteselo a algún brillante Constitucionalista o penalista.
En lo personal la respuesta no la tengo, así deba admitir que poco hice por “tenerla”.
Ayer mismo escuchaba que luego de lanzada una importante encuesta a nivel nacional, la inseguridad ocupaba el lugar más elevado respecto al reclamo y preocupación, por parte de un 70% del total de la población, seguida desde lejos por la inflación y la desocupación laboral.
Ayer mismo también escuchaba, que la justicia había obrado de manera más que rápida y efectiva, para desalojar a doce esposas de militares detenidos, que se habían encadenado en el edificio Libertador.
El motivo que les precipitó a tomar semejante decisión, fue el mantener una entrevista con la titular de Defensa, que sistemáticamente les viene siendo denegada.
La justicia es evidentemente cuando quiere y se propone, de práctica más que contundente.
¡Claro!, hablar de “cuando quiere y se propone”, desnaturaliza el propio concepto de justicia.
Este, y justamente éste, es el detalle que capaz de convertir un simple juego, en un verdadero JUEGO MACABRO.
Por último y antes de disculparme por lo extenso y hasta tedioso que pueda hacerle resultado semejante exposición a todas luces perfectible, le recuerdo que aún contra voluntad, Ud. es protagonista de este juego macabro y no ha sido justamente beneficiado en el reparto de cartas.
Ricardo Jorge Pareja
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