“Si el oficialismo pierde que gobierne Cobos y Clarín”,
es nada más y nada menos que la expresión de Kirchner a través de boca de ganzo.
La estrategia infantil de utilizar personeros de este porte, como D`Elía, Pérsico o Moreno, para decir lo que institucionalmente no puede decir, es recurrente en la forma de hacer política del matrimonio que ya le ha costado más de 30 puntos en la caída de imágen.
Pero eso, no sería lo importante.Lo peligroso es qué puede hacer Kirchner si en realidad se le da vuelta la taba otra vez en el Congreso.
Y allí quedan dos posibilidades, según se puede interpretar:
o es una bravuconeada apocalíptica para amenazar por elevación a quienes tiene prendido en sus pantalones política y empresarialmente o bien el matrimonio se trata de un par de locos que puede arremeter a lo Pirro y arrastrar al país en su caída.
Esta forma de jugar entre lo infantil (algunos discursos de Kirchner son realmente patéticos) y lo peligroso, siembra mayor incertidumbre entre una oposición dispersa, inconclusa, amorfa, sin rumbo, formada de resabios y transformistas de la política, reinventados y caraduras; esto también lo sabe Kirchner y puede ser que solo sea una apuesta fuerte que hace para enfrentar a los flácidos, aunque es de esperar que en ese intento el gobierno, solo se doble, pero no se quiebre.
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