viernes, 13 de noviembre de 2009

MAS CLARO IMPOSIBLE

LAMENTABLE PAPEL DE CRISTINA DE KIRCHNER
BRILLANTES LÍDERES FEMENINOS Y SU CONTRACARA ARGENTINA.
No son numerosas las mujeres que han ocupado cargos de conducción y liderazgo en países o estados a lo largo de la historia.
Si bien esa difícil función recaía casi siempre en hombres, a partir de mediados del siglo pasado, la mujer se fue abriendo paso, buscando obtener sus puestos en la sociedad.
Es así que en los últimos cincuenta años aparecieron líderes de la talla de Golda Meir en Israel, Indira Ghandi en la India y Margaret Thatcher en el Reino Unido entre otras importantes pero de menor trascendencia pública.
Pareciera que el siglo XXI las mujeres han definitivamente abierto el camino y alcanzado y aún superado, a los hombres en la difícil función de liderar un país.
A fines del 2006, 11 mujeres estaban al mando del Estado entre los 192 países miembros de las Naciones Unidas.
En los 46 países donde el jefe del Estado es un rey u otras variantes monárquicas, tres mujeres ejercen la representación.
Ellas son las reinas Isabel II, en Inglaterra; Margarita, en Dinamarca; y Beatriz, en Holanda.
En el presente, algunos gobernantes femeninos se encuentran entre los primeros puestos por su capacidad y condiciones de liderazgo.
Simplemente para citar algunas de las líderes más conocidas para nosotros, mencionaremos a Ángela Merkel, Michelle Bachelet y Hillary Clinton.
La primera es canciller de la República Federal de Alemania desde 2005, y volvió a ser reelegida para un segundo mandato.
Es la primera mujer en acceder a esa función en la historia del país.
Tiene un altísimo índice de popularidad y desempeña su función política con gran eficiencia y con un generalizado consenso, lo que le valió ser considerada por una célebre revista, como la mujer más poderosa del mundo.
En una reunión de los mandatarios de la Unión Europea en ocasión de celebrar los 50 años de la creación de la misma, en marzo del 2007, se la llamó “Miss Europa", por considerar que era la dirigente más apta para sacar de la crisis en la cual habían caído.
Algunos la han comparado con la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, debido a que ambas son mujeres de partidos de derecha y científicas de formación.
También se han referido a ella como la Dama de Hierro, igual que a Thatcher.
Sin embargo, muchos analistas políticos ven pocas similitudes entre la ideología radical de Thatcher y la más moderada de Merkel.
En segundo término, Michelle Bachelet presidente de Chile, quien se encuentra prácticamente al final de su mandato, con un record absoluto de popularidad.
“Los porcentajes elogiosos parecen casi abrumadores para una democracia:
un 89% dice que Bachelet es "querida"; un 86%, que es "respetada"; un 80%, que es "creíble"; un 78%, que tiene "capacidad para enfrentar situaciones de crisis"; un 76%, que "cuenta con liderazgo", y un 75%, que "cuenta con autoridad".
(ref.1) Pese a su postura ideológica de centro izquierda adoptó una política de concertación con todos los sectores y de pacificación nacional pese a haber perdido a su padre durante el gobierno militar.
Su gestión se acercó más a la de Lula y Uribe que al resto de los países de Latino América.
El presidente de EE.UU. la reconoció como líder regional e indudablemente Chile es en la actualidad, un ejemplo de una economía próspera y de una dirigencia política madura y responsable.
En cuanto a Hillary Clinton, secretaria de Estado en el actual gobierno de Barack Obama, sus antecedentes nos resultan conocidos por los ocho años de la presidencia de su marido y por la reciente reñida, clara y transparente contienda en las primarias demócratas con el actual presidente de EE.UU.
Actualmente Hillary Clinton consiguió superar en imagen positiva al que fuera su gran adversario en las mismas.
De acuerdo a un sondeo un 62% de los norteamericanos tiene una opinión favorable de Hillary, contra el 56% que registra actualmente Obama.
Es conocido que la Argentina es un país singular con características realmente desconcertantes.
Tenemos individualidades en las artes, en los deportes, en la ciencia y la cultura que se destacan en el mundo.
Pero en conjunto, estas virtudes se pierden en el individualismo, la falta de solidaridad, la falta de cohesión, en definitiva, en la falta de sentido patriótico.
Si a ello le agregamos algunos índices socios económicos que se asemejan a los de los países más avanzados y otros típicos y característicos de los países más atrasados y pobres del mundo nos encontramos ante un país absolutamente insólito, difícil de comprender y entender.
Responsable primario de este aquelarre es la dirigencia política y dentro de ella fundamentalmente la persona que ocupa la primera magistratura.
Actualmente la presuntamente falsa doctora, la Sra Cristina Fernández de Kirchner.
Y ello nos lleva inevitablemente a compararla con las líderes mencionadas al comienzo de esta nota.
La simple apariencia de Cristina no es precisamente la de una presidente de un país y mucho menos de una estadista.
Sus esfuerzos en tratar de quitarse años y aparecer como una treintañera con los mechones de sus cabellos exageradamente largos caídos sobre sus hombros y su opinable forma y estilo de vestir, la muestran como una actriz de reparto de segunda línea de una telenovela venezolana.
Pero ello en realidad no es lo grave.
Lo verdaderamente grave es el fracaso total de la gestión gubernamental y la falta absoluta de credibilidad en las promesas y anuncios del gobierno.
El autismo y la soberbia de la presidente hacen que viva en una burbuja alejada de toda realidad.
Pareciera que su objetivo primario es aferrarse al poder, cueste lo que cueste y empleando cualquier medio.
Y utiliza con el apoyo de su monje negro, medidas absolutamente burdas y grotescas reñidas con el sentido común.
Su verborrea que tanto impresionó al comienzo de su gestión, suena ahora como una cháchara hipócrita y premeditadamente mentirosa, llena de improvisaciones, en abierta contradicción con la verdad.
Esas cada vez más que frecuentes escandalosas y falsas monsergas demagógicas, no hacen más que generar un repudio generalizado que obliga a cambiar prontamente de frecuencia radial o canal de televisión.
Toda esta conducta sin ningún sentido e irracional, rompió definitivamente el vínculo con la ciudadanía y la sociedad en general.
Mientras tanto el país se está desgranando, la corrupción va socavando la economía, las instituciones son organismos cada vez más inútiles, la delincuencia y la violencia social asoma por doquier, el deterioro social es cada vez mayor y cada vez hay más pobres y desocupados.
La República a pasos de colapsar. La presidente, Cristina de Kirchner, tiene un rechazo popular del 82%.
No recuerdo si alguna vez hubo algún presidente con tan bajo nivel de aceptación popular, como el de la reina Cristina, en tan solo dos años de gestión.
Tal vez esta frase que pronunció una humilde empleada de un comercio cercano resume todo este artículo en pocas palabras:
“La presidente Bachelet me enorgullece como mujer, Cristina me avergüenza como argentina”.
Más claro imposible

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