Héctor Clarence, el cajero K, y los millones de euros
Una gran angustia afectaría al ex secretario presidencial Daniel Muñoz, portador de la liberta negra de almacenero que usaba Néstor Kirchner.
Allí estarían consignados los más de mil millones de euros que el ex presidente habría atesorado en Río Gallegos -y otras localidades de Santa Cruz- desde que fue intendente de esa ciudad.
Pero, según una fuente ligada a los manejos financieros de la familia presidencial, poco después de asumir Kirchner la presidencia en el 2003, una bóveda del Banco Hipotecario habría sido trasladada desde la Capital Federal hacia la capital santacruceña por un misterioso avión que partió en las brumas de la noche porteña hacia el sur.
Ese avión -y otros que se fueron sumando a la flotilla presidencial y de empresas privadas que rentan aviones- vendrían cumpliendo servicios para este singular clearing desde el 25 de mayo del 2003 hasta el 27 de octubre pasado.
Un servicio de inteligencia extranjero particularmente interesado en el tema ubicaría esa bóveda en la mansión que Lázaro Báez posee en las afueras de Río Gallegos.
Números difíciles de calcular
Hay que tener en cuenta que sólo uno de los grandes aportantes, el “rey del subsidio”, Claudio Cirigliano, vendría entregando desde enero del 2004 diez millones de euros cash cada mes.
Una estimación muy aproximativa indicaría entonces que la fortuna cash del ex presidente estaría entre mil y dos mil millones de euros.
Según nuestras fuentes, sólo un selecto grupo de empresarios tenía el honor de hacerle personalmente sus entregas a Kirchner en persona.
La mayoría hacía sus depósitos en un piso de la cortada Carabelas ocupado por Héctor “Cabezón” Clarence, un ex financista de la city, muy activo en la época del proceso militar.
Las mismas fuentes señalan que Clarence habría administrado una parte de la caja negra de la ESMA.
A principios de los 80 quebró y decidió refugiarse en Río Gallegos.
Allí fundó una cooperativa que prestaba dinero a los empleados de la municipalidad y de la provincia con el famoso código de descuento de haberes por planilla.
Así es que volvió a consolidarse financieramente.
En 1988, Clarence entró en contacto con Néstor Kirchner, que ya era el intendente de Río Gallegos, y con Julio de Vido, que le facilitó el contacto con el círculo K.
En esa época, también se incorporaba al entorno de Kirchner otro futuro cajero del régimen, Eduardo Cafaro, que había quebrado la casa de cambio Aratur en la Capital y al que Kirchner, a poco de asumir, en julio del 2003, nombró director del BCRA.
La fórmula que habría encontrado Clarence para ingresar en la confianza de Kirchner habría sido empezar a entregarle la cometa de los descuentos de los préstamos personales de los empleados municipales de Río Gallegos a NCK.
En estos menesteres se forjó una gran amistad entre el ex presidente y el “cabezón”, que duró hasta la muerte de éste.
No por nada Héctor Clarence tiene las llaves de la gran fortuna del ex presidente.
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