EL PRECIO DEL SILENCIO
Cuando a don Carmelo Stancatto, un
humilde “laburante”, le propusieron ser Presidente del Banco Alas, le dijeron
que cobraría unos tres millones de dólares y tal vez tendría que pasar un año
“en cana”. Dado que aunque trabajase las 24 hs. durante diez vidas jamás
juntaría ni la décima parte de ese dinero, aceptó complacido la
oferta.
Así fue como, al saltar el escándalo por los turbios manejos de
esa entidad bancaria, estuvo alojado en la Unidad nº 22 del Servicio
Penitenciario Federal, ubicada frente al Teatro Colón en la calle Viamonte 1147
de la Capital Federal.
Allí compartió su encierro con otros presos VIP,
como fuera el caso del “culata” del presidente Alfonsín, el muy emprendedor Raúl
Guglielminetti alias “Capitán Guastavino”.
Pero claro, los ocultos socios
de Stancatto lo estafaron también a él y sólo le dieron “un palito verde” y le
hicieron “comer” más de dos años de prisión.
No obstante eso “El Tano” igual
quedó conforme y nunca más se supo de él una vez recuperada su libertad y sólo
los muy memoriosos recuerdan ese asunto.
Hoy, cuando es noticia la
detención del parricida y ex apoderado de la empresa Madres de Plaza de Mayo,
Sergio Schoklender, vino a mi memoria el affaire Stancatto-Banco
Alas.
¿Cuántos millones de dólares costará el silencio de Schoky y sus
cómplices? ¿Tan grande será el botín obtenido por Sergio y Pablo, junto a su
contador Gotkin? ¿Tamaña masa de dinero alcanzará para sufragar tanto
sacrificio?
Al amparo de un juez complaciente se motorizó la noticia del
día distrayendo a la sociedad de otros asuntos tan o más escandalosos que rodean
a encumbrados funcionarios del kirchnerismo cleptómano.
En la víspera se
conoció el avance de la denuncia por enriquecimiento ilícito promovida contra el
vicepresidente, el Amado Boudou, también tomó conocimiento público una
resolución de la Cámara de Casación revocando el sobreseimiento de Luis D’Elía
por la toma de la Comisaría 24 (donde se robaron hasta un cuadro de Benito
Quinquela Martín) y la Corte Suprema de Justicia de la Nación mandó seguir
investigando al Sheriff Guillermo Moreno, pero todas esas noticias hoy fueron
eclipsadas por la detención de los hermanos Schoklender y el Contador Gotkin.
Por supuesto que el juez Oyarbide se olvidó de detener a la hija de la HP de
Bonafini y de responsabilizar también a la titular de Madres de Plaza de Mayo, a
quien tuvo como querellante para garantizarle cobertura e
impunidad.
Mientras la expropiación de YPF ya ha sido denunciada por
Repsol, quitando el tema de las primeras planas de los diarios y el joven
Kicillof desplaza al Ministro De Vido promoviendo nuevas adquisiciones de otras
empresas a las cuales sacarles los fondos necesarios como para seguir
manteniendo el perverso sistema clientelar, los ojos del ciudadano común están
puestos en el accionar de la Justicia, esperanzados, una vez más, en que alguna
vez se honre la Verdad y se aplique la Ley, vana expectativa -a mi entender-
durante el kirchnerato.
Las operaciones que se irán desarrollando para
destruir opositores, utilizando los mecanismos judiciales, serán tan variadas
que habrá de todo: acusaciones de espionaje a Sres.
Periodistas como Santoro y
Lobo, novelescas fábulas tejidas alrededor de los tenebrosos Ford Falcon verdes
incautados en Bahía Blanca después de décadas de abandono pero de entre los
cuales se esperan encontrar rastros de ADN del Jefe de la CGT Hugo Moyano
(comparándose las “muestras” provistas por un taximetrero colaboracionista KK)
para continuar con los CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD, PARA TODOS Y TODAS, entre
otras rocambolescas maniobras.
Un ominoso futuro se cierne sobre nuestro
país.
Lo lamentable es que los responsables sean quienes manejan nuestro
destino.
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