jueves, 17 de mayo de 2012

EL PRECIO DEL SILENCIO

Cuando a don Carmelo Stancatto, un humilde “laburante”, le propusieron ser Presidente del Banco Alas, le dijeron que cobraría unos tres millones de dólares y tal vez tendría que pasar un año “en cana”. Dado que aunque trabajase las 24 hs. durante diez vidas jamás juntaría ni la décima parte de ese dinero, aceptó complacido la oferta.

Así fue como, al saltar el escándalo por los turbios manejos de esa entidad bancaria, estuvo alojado en la Unidad nº 22 del Servicio Penitenciario Federal, ubicada frente al Teatro Colón en la calle Viamonte 1147 de la Capital Federal.

Allí compartió su encierro con otros presos VIP, como fuera el caso del “culata” del presidente Alfonsín, el muy emprendedor Raúl Guglielminetti alias “Capitán Guastavino”.

Pero claro, los ocultos socios de Stancatto lo estafaron también a él y sólo le dieron “un palito verde” y le hicieron “comer” más de dos años de prisión. 



No obstante eso “El Tano” igual quedó conforme y nunca más se supo de él una vez recuperada su libertad y sólo los muy memoriosos recuerdan ese asunto.

Hoy, cuando es noticia la detención del parricida y ex apoderado de la empresa Madres de Plaza de Mayo, Sergio Schoklender, vino a mi memoria el affaire Stancatto-Banco Alas.

¿Cuántos millones de dólares costará el silencio de Schoky y sus cómplices? ¿Tan grande será el botín obtenido por Sergio y Pablo, junto a su contador Gotkin? ¿Tamaña masa de dinero alcanzará para sufragar tanto sacrificio?

Al amparo de un juez complaciente se motorizó la noticia del día distrayendo a la sociedad de otros asuntos tan o más escandalosos que rodean a encumbrados funcionarios del kirchnerismo cleptómano.

En la víspera se conoció el avance de la denuncia por enriquecimiento ilícito promovida contra el vicepresidente, el Amado Boudou, también tomó conocimiento público una resolución de la Cámara de Casación revocando el sobreseimiento de Luis D’Elía por la toma de la Comisaría 24 (donde se robaron hasta un cuadro de Benito Quinquela Martín) y la Corte Suprema de Justicia de la Nación mandó seguir investigando al Sheriff Guillermo Moreno, pero todas esas noticias hoy fueron eclipsadas por la detención de los hermanos Schoklender y el Contador Gotkin. 



 Por supuesto que el juez Oyarbide se olvidó de detener a la hija de la HP de Bonafini y de responsabilizar también a la titular de Madres de Plaza de Mayo, a quien tuvo como querellante para garantizarle cobertura e impunidad.

Mientras la expropiación de YPF ya ha sido denunciada por Repsol, quitando el tema de las primeras planas de los diarios y el joven Kicillof desplaza al Ministro De Vido promoviendo nuevas adquisiciones de otras empresas a las cuales sacarles los fondos necesarios como para seguir manteniendo el perverso sistema clientelar, los ojos del ciudadano común están puestos en el accionar de la Justicia, esperanzados, una vez más, en que alguna vez se honre la Verdad y se aplique la Ley, vana expectativa -a mi entender- durante el kirchnerato.

Las operaciones que se irán desarrollando para destruir opositores, utilizando los mecanismos judiciales, serán tan variadas que habrá de todo: acusaciones de espionaje a Sres. 



Periodistas como Santoro y Lobo, novelescas fábulas tejidas alrededor de los tenebrosos Ford Falcon verdes incautados en Bahía Blanca después de décadas de abandono pero de entre los cuales se esperan encontrar rastros de ADN del Jefe de la CGT Hugo Moyano (comparándose las “muestras” provistas por un taximetrero colaboracionista KK) para continuar con los CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD, PARA TODOS Y TODAS, entre otras rocambolescas maniobras.

Un ominoso futuro se cierne sobre nuestro país. 



Lo lamentable es que los responsables sean quienes manejan nuestro destino.

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