Okupas: marcha atrás del kirchnerismo por temor al caos.
Un encuestador contratado por el gobierno le habría arrimado ayer a la Casa Rosada un primer sondeo posterior a las ocupaciones que mostrarían una caída exponencial de la imagen de CFK. Esta tendencia descendente podría hasta llegar a niveles similares a los que tenía después del conflicto por la resolución 125.
Poco estaría quedando de la imagen de la viuda victimizada. Las marchas y contramarchas del gobierno, que primero ordenó reprimir y después reculó, dejando que se generalizara el conflicto y se produjeran más muertes y decenas de heridos, componen una secuencia con altos costos políticos.
Estos números se suman al corralito de hecho por la falta de billetes y a la posibilidad que en tres días no haya más nafta por la huelga de jerárquicos de YFP que paralizaron TERMAP (Terminales Portuarias Patagónicas).
Allí se concentra la producción de crudo de Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, que puede impedir la refinación del petróleo para convertirlo en nafta.
Esta huelga que reclama la reincorporación de 170 despedidos de YPF no tiene visos de arreglarse por la intransigencia de las dos partes.
En este contexto, se siguen sumando ocupaciones a la falta de billetes de 100 pesos y posible escasez de combustible generándose un panorama desolador para fin de año, que podría terminar en algo semejante a lo que pasó a fines del 2001.
Es que, pese al crecimiento económico, el actual modelo causó un gran aumento de la pobreza y la indigencia, debido sobre todo a la inflación en alimentos de más del 40% anual, que creó las condiciones para que sectores populares acompañaran las ocupaciones de terrenos públicos y privados.
Estas ocupaciones fueron impulsadas por el kirchnerismo capitalino, con sus jefes políticos Tito Nenna y Daniel Filmus como jefes políticos de Alejandro Salvatierra, el delincuente que asumió el liderazgo de la ocupación que tenía por objetivo deteriorar a Mauricio Macri.
El Jefe de Gobierno porteño podría optar por buscar su reelección en la Ciudad, abriendo el camino a una alianza con Eduardo Duhalde como candidato a presidente acompañado por el PRO.
Esta entente, en caso de concretarse, le quitaría muchos votos peronistas al gobierno.
Todo salió al revés
En definitiva, al kirchnerismo el tiro le salió por la culata y tuvo que retroceder y avalar la tesis macrista de que la ocupación no da derechos privilegiados.
Es decir, los ocupas podrán ser beneficiados por los planes de vivienda y sociales pero no tendrán privilegios sobre los más necesitados.
Es más, según los anuncios conjuntos de ayer de Aníbal Fernández y Horacio Rodríguez Larreta, el que no abandone terrenos públicos o privados o intente hacerlo no tendrá ubicación en ningún plan.
La idea es correcta: o los okupas abandonan los terrenos o se quedarían sin nada aunque no los repriman.
Desde un punto de vista lógico, esta postura le quitaría todo sentido a seguir ocupando. Pero la realidad es más compleja y lo más probable es que sectores intransigentes de la izquierda revolucionaria no acepten estas condiciones.
Pese a sus discursos contra Macri y especialmente contra Duhalde, CFK tuvo que arrugar ante el riesgo de terminar huyendo en un helicóptero.
En este punto, el poskirchnerismo es como su líder muerto: “duro en el arte de arrugar”. Es decir que antes de caerse en el precipicio dan marcha atrás.
Las encuestas oficiales mostrarían también algún avance de Eduardo Duhalde, quien lanza su candidatura presidencial el próximo 20 presentándose como una alternativa de orden.
Por lo demás, intentando disimular una semana desastrosa, ayer la presidente volvió a su viejo oficio de promotora de electrodomésticos y todo tipo de mercadería, en este caso, de la canasta navideña.
Guillermo Cherashny
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