LOS TREINTA Y TRES OCCIDENTALES QUE VOTARON A FAVOR;
LOS NUEVE AUSENTES DE LA INFAME COMPLICIDAD Y LOS TRES HÍBRIDOS QUE SE REFUGIARON EN LA ABSTENCIÓN,
RECIBAN EL VÓMITO QUE ME PROVOCA SEMEJANTE REPUGNANCIA.
Ya no tiene sentido guardar la compostura.
Ya no tiene sentido guardar la compostura.
Tampoco el ajustarse a derecho. Menos aún declamar por una justicia enlodada en su esencia por una ley contra-natura.
Saben dónde encontrarme y pueden venir por mí.
Sé dónde encontrarles y podré ir por Uds.
Jamás me retractaré, así deba pagar con la cárcel de los entenados.
La cárcel de la dignidad permite al espíritu respirar el aire puro que le niega la indignidad en libertad.
Me dan asco, ¡sépanlo!.
Son cómplices y hacedores del más tremendo e impensado delito de lesa humanidad que registra la historia de todos los tiempos; involucra a todos los hombres y mujeres que habitan el suelo argentino, incluida la minoría homosexual que se supone beneficiada.
Bajo el pretexto soez de la equidad y la igualdad, no han hecho más que avivar el que se suponía olvidado encono entre los unos y los otros.
Los homosexuales, solo serán el medio del que se sirvan para desnaturalizar la misma condición humana.
De hecho, serán igualmente víctimas del más grande escarnio que reconozca el hombre.
Me hago cargo de la humillación por la afrenta recibida, y descargo en Uds., el vómito que me provoca semejante repugnancia.
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