lunes, 8 de febrero de 2010

CON ESCASA CAPACIDAD DEFENSIVA

"Toda la munición militar del país no alcanza para algo más que unas pocas horas de combate." El "sincericidio" de más de un oficial argentino, que habla con reserva de su identidad, marca la fragilidad defensiva de la Argentina.

Por ese panorama, conocido no sólo puertas adentro del país sino con claridad en el exterior, es que los primeros sorprendidos hasta con gratitud hayan sido los propios militares tras enterarse de que el primer ministro británico Gordon Brown, según trascendió en Financial Times, está "ansioso por asegurarse de que la disputa con Buenos Aires (por la protesta argentina por el petróleo en Malvinas) no se intensifique ni derive en un enfrentamiento militar".

En la esfera castrense no deja de llamar la atención que el primer ministro británico crea que las Fuerzas Armadas actuales puedan estar en condiciones de iniciar siquiera una refriega menor.

Desde la Guerra de las Malvinas, en 1982, hasta hoy, las Fuerzas Armadas pasaron de ser un eventual problema para otros países
¿Gran Bretaña ganó, pero tuvo que pelear con tesón? a una figura fantasmal en el presupuesto nacional.

Lejos, tan lejos como queda Londres de Puerto Stanley, están los militares argentinos de poder recuperarse y llegar al armamento que tuvieron hace 28 años.
Por aquella época, en la que los militares gastaban sus últimos cartuchos en el poder nacional, la Fuerza Aérea disponía de al menos 80 aviones para enfrentar al enemigo.
Hoy, con suerte, no quedan más que 10 naves de combate con un uso y desgaste de casi 30 años.
Sus pilotos se entrenan en el nivel más bajo y dedican mucho tiempo a cursos a distancia de otras actividades afines.

La Armada tiene poca capacidad operativa en el mar y carece de misiles. Cabe anotar que el año pasado lanzó el primer misil mar-aire en los últimos diez años y los marinos lo vivieron casi como una fiesta.

Aunque está pleno de proyectos de producción para la defensa, el Ejército no tiene cómo desplazarse en todo terreno, salvo para acciones defensivas y de muy corto plazo.

Desde 1983 hasta la actualidad, las Fuerzas Armadas que parecen poner nervioso a Gordon Brown caminaron la senda de la continua restricción presupuestaria, que no sólo alcanzó a su armamento, sino también a sus instalaciones.
Muchos cuarteles y campos militares fueron entregados a las provincias y a los municipios para fines más pacíficos y ciudadanos.

Después de Malvinas, lo que sí mantienen intacto los militares es el prestigio profesional frente a sus pares británicos.
Muchas veces los militares británicos les han preguntado cómo con tan poco pudieron hacerle frente a una de las potencias militares mundiales.

Maria Elena Polack La Nacion

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