Cuña de penetración política
"Ningún presidente fue tan atacado como yo" Cristina Kirchner
La presidente Cristina Kirchner sostuvo que "ningún presidente" argentino fue "tan atacado" como ella, y sostuvo que la crisis del inicio de su mandato "afectó mucho" a su ex marido, Néstor Kirchner.
"Él tenía pasta para la adversidad, pero lo afectaron mucho las cosas que pasaron.
Yo lo calmaba a veces, le decía que se calmara...
Tal vez no me escuchó, pero no importa ahora", señaló la mandataria, visiblemente emocionada.
"Néstor siempre fue un hombre muy fuerte, porque nunca nos tocó nada fácil, pero sufrió más por los ataques que me hicieron a mí, que por los que le hicieron a él", dijo la mandataria al referirse a los cuestionamientos mediáticos sufridos durante su gestión.
En estas décadas donde la democracia se fue degradando tanto en cuanto a representación popular y nacional como respecto de la calidad institucional, lo que crecieron fueron nuevos grupos de poder.
Grupos organizados cuya característica de acumulación ha sido, sin duda, la metodología de victimizarse permanentemente.
La victimización es una típica construcción política adoptada por las organizaciones de inteligencia militar (y civil) en los modelos de dictadura civilizada como el actual.
Victimizándose logran neutralizar y/o anular toda crítica respecto del grupo y de los integrantes del grupo victimizado.
Todos sabemos que los nuevos juegos políticos con que el modelo y sus beneficiarios se caracterizan por métodos cargados de astucia y picardía, de golpes bajos y mentiras.
Por medio de este argumento falaz se busca paralizar e impedir “legalmente” la libre expresión de los críticos al accionar de tales grupos sino que como epifenómeno, seguramente previsto por los mandos de inteligencia, se logra crear una espacio liberado suprainstitucional, por el cual estos grupos pueden operar estratégicamente ganando cuotas de poder y de penetración sin que nadie se atreva ni pueda interferir so pena de ser sancionados jurídicamente y terminar recluidos en prisiones federales.
O sea que no sólo ampara sino que le facilita a ese grupo, que hasta ayer eran “perseguidos y discriminados”, para maniobrar en crecientes zonas liberadas, acumulando poder de facto primero y de jure después.
La victimización es una típica construcción política adoptada por las organizaciones de inteligencia militar (y civil) en los modelos de dictadura civilizada como el actual.
Desde el punto de vista jurídico, la noción de víctima señala a aquella persona o grupo que sufren o han sufrido pérdida o detrimento de sus derechos esenciales”.
Se considera víctima “al ofendido por el delito, así como también se puede decir que es aquella persona que ha sufrido el menoscabo a sus derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana”.
La victimización, constituye una estrategia que apunta a señalar un determinado status de sufrimiento, persecución o ensañamiento con el fin de obtener un tratamiento que mejore tal calidad.
Quien elige victimizarse frente a los actos que comete, lo hace para evitar el castigo o las reprimendas por las consecuencias de los mismos.
Para quien se victimiza, se busca escapar a la acción punitoria debido a las consecuencias de sus actos parecer ser un gran negocio, pero en verdad no lo es.
Quien se victimiza, renuncia a ser responsable de sus propios actos y por ende, a poder cambiarlos según sus designios.
Mucho se habló de las demostraciones de soberbia de la actual presidente argentina.
Víctima agresora: existen dos tipos.
a) Simuladora: es aquella que acusa falsamente.
b) Imaginaria: inventa su propia condición de víctima cuando no se ha producido ninguna infracción.
Estos rasgos unidos a una falta de opciones hacen que a la supuesta víctima le cueste escapar de una situación que siente abusiva.
Están incapacitados física o emocionalmente para denunciar la situación en la que se encuentran atrapados.
La victimización, con sus diversas formas puede adoptar otras modalidades como el abuso, aterrorizar, despreciar, aislar, corromper o denegar respuesta, pegar, golpear, abuso físico en general, el abuso sexual, el envenenamiento, entre otros.
Todos con un denominador común la relación víctima-agresor.
La lógica de la “victimización” tiene por objetivo estratégico burlar la institucionalidad democrática y al mejor estilo del Caballo de Troya, transportar en su vientre e instalar cabeceras de playa desde donde crecer en otro prototípico poder astuto, el poder que de amenazar y atemorizar a sus desprotegidas víctimas, no por casualidad integrada la lista por dirigentes que se autoproclaman ser del campo nacional y popular.
Pero quien se victimiza renuncia a uno de los elementos más genuinos del ser humano: la libertad.
La cual es su capacidad de elegir libremente sus actos y a responder por los mismos.
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