Carta
abierta a la Sra. Presidente de la Nación Argentina ,
Cristina Fernández
de Kirchner.
Señora
Presidente:
Pertenezco a la generación de “educandos” de aquella ESCUELA
PÚBLICA ARGENTINA que fuera ejemplo para el mundo y de la cual seguramente pudo
abrevar en su niñez y adolescencia.
Allí nos enseñaron, y lo recordará, a
respetar profundamente la INVESTIDURA PRESIDENCIAL , fuera quien fuese el que
detentara la máxima dignidad en el gobierno de la Nación.
Hoy , ese respeto
ha desaparecido en mí, como consecuencia de que en usted ya ha desaparecido.
Arranca a jirones con sus actitudes esa investidura y deja al descubierto sólo a
una “mujer desnuda, vestida de negro”, soberbia y débil; grande y pequeña;
temeraria y asustada; valiente y cobarde; apasionada y fría, custodiada y
sola…
Sólo eso, una mujer, y a esa mujer me dirijo, como a una más de mi
“género”.
Dos mujeres: usted y yo.
Una joven y una vieja, una rica y una pobre,
una fea y una linda ¿?, una “con la suma del poder público” y la otra, simple
ciudadana.
Dos mujeres a las cuales sólo las une el mandato evangélico:
“AMAOS
LOS UNOS A LOS OTROS”.
Los jirones de su INVESTIDURA PRESIDENCIAL los ha ido
dejando a través de sus reiteradas apariciones en eso que ha dado en llamar
“CADENA DEL MIEDO Y LA SUMISIÓN”
y que yo llamo “CADENA DE LA VERGÜENZA NACIONAL
”.
Cuando ante los micrófonos y las cámaras desgarra su investidura con
alusiones vulgares de pésimo gusto, cuando hace sonrojar a sus ministros, que
esbozan sonrisas bobas, ya sea por su nombre, el “bonete”, o su aspecto imberbe,
cuando grita destemplada a un camarógrafo, cuando entona ridículos estribillos
“Teresa, poné la mesa” y “cómo me gustan tus milanesas…”,
cuando chechea a
personajes, cuando ridiculiza a sus obsecuentes aplaudidores, cuando se contonea
con la “scola”, cuando escarniza a funcionarios extranjeros… aquella dignidad
con que la distinguiera un 54% incógnito se estrella en mil pedazos en las
pantallas de TV, aunque a usted le importe “un pito…”
Pero esas serían
nimiedades al lado de sus grandes anuncios, en que todos y todas quedamos
involucrados y expectantes.
Cree erróneamente que es la maestra ciruela de los
40 millones de todos y todas, que poblamos esta tierra de bendición que Dios nos
diera y es así como temas urgentísimos:
la Salud, la Educación, la Inseguridad,
quedan relegados ante promesas y cifras y porcentajes incomprensibles, de
difícil cumplimiento y peor implementación.
Inventa vuelos semanales a MALVINAS,
pide la exhumación de cadáveres de “tumba de guerra”, disparates internacionales
que afectan la heroica grandeza de una GUERRA JUSTA.
La Economía ultrajada por
la corruptela al más alto nivel.
Danza de dólares y pesos que afecta a un
“abuelo amarrete” pero hace sonreír a quienes, desde la prebenda de dudoso
origen, pretenden emular a los poderosos de la tierra, poniendo de manifiesto,
lamentablemente aquel viejo dicho:
“LO QUE NATURA NON DA…”
Y es así como, por
la “CADENA DE LA VERGÜENZA NACIONAL ”,
corrige, desmiente, miente, exagera,
denosta, escracha, confunde, se victimiza, abruma, aburre, induce al odio y la
venganza, promete y se refugia en los aplausos oportunistas de sus
incondicionales seguidores para regocijo de una oposición opaca a la que va
sacando de su ostracismo con un “elefante rosa”.
Tal vez olvida usted que esa
INVESTIDURA PRESIDENCIAL que detenta es el fruto de una DEMOCRACIA recuperada
con la sagrada vida de argentinos, que siguiendo su BANDERA, en el dolor de la
guerra, en el cumplimiento del deber, en su entrada sublime a la GLORIA, en su
postrer beso a la CRUZ, gritaron desde el 2 de abril del 82 y para siempre, en
aquel pedazo irredento, bello, frío, indómito de MALVINAS:
¡¡¡VIVA LA
PATRIA!!!
Para todos los argentinos, entre los cuales está usted, a quien se
le otorgó la custodia de esa INVESTIDURA PRESIDENCIAL, para respetarla y hacerla
respetar.
Y entre los que estoy yo, que desgraciadamente ya perdió el respeto a
esa INVESTIDURA PRESIDENCIAL…
Ruego a la STMA. VIRGEN DE LUJÁN, PATRONA DE LA
ARGENTINA, recuperemos, usted y yo y todos y todas, ese respeto perdido en las
tinieblas de la incomprensión y que en un pasado no muy lejano fuera paradigma
de un futuro mejor “para todos los hombres del mundo”…
A esa “mujer desnuda,
vestida de negro”, vaya mi reflexión.
María
Delicia Rearte de Giachino
Madre
del Sr. CFIM (p.m.)
D. Pedro Edgardo Giachino
DNI
1.605.228
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