domingo, 26 de agosto de 2012


LA HEGEMONIA DE LO POLITICAMENTE CORRETO


Todo momento histórico podría caracterizarse en virtud de las ideas que en su seno compiten por instalarse socialmente. 

De toda puja ideológica, cuando la brecha de aceptación social que separa a un conjunto de ideas respecto de otras opuestas aumenta considerablemente, vemos surgir como categoría aquello que llamamos “lo políticamente correcto”.

Dado que se trata de una construcción social, y por lo tanto se encuentra en constante cambio, lo que hoy puede resultar “políticamente correcto” mañana bien puede ser “incorrecto” (y viceversa), por la esencia misma de estas nociones, más vinculadas a una idea de cantidad de adeptos que de calidad de postulados.

De forma breve y simple, lo políticamente correcto deriva de la adhesión masiva, y la mayoría de las veces irreflexiva a una idea que es en el imaginario social buena por antonomasia. Por contrapartida, lo políticamente incorrecto es la negación de esa misma idea, generalmente de manera más reflexiva (dado que “nadar contra la corriente” siempre requiere esfuerzo adicional) y, en el mismo imaginario social, malo por antonomasia.
Hay en sendas definiciones una cuestión importante a destacar: la ausencia de principios de verdad o mentira, acierto o error. 

Y esto es porque tanto lo correcto como lo incorrecto políticamente, pueden ser correctos o incorrectos en la realidad.

Ahora bien, lo políticamente correcto puede o no ser hegemónico. 

Ello es determinable en función del papel que juegue lo incorrecto políticamente: allí donde su papel es prácticamente imperceptible, lo políticamente correcto se vuelve hegemónico y, a la postre, el debate virtualmente se anula.

En la Argentina esta última situación es la que se reproduce. 

Más que una cuestión de partidismo, es una cuestión de ideología: el estatismo ha hegemonizado la opinión pública a tal punto, que hemos inconcientemente aceptado la idea según la cual el Estado es una suerte de dios moderno facultado para dirigir a su antojo la vida de la gente; que sus burócratas son ángeles caídos del cielo dispuestos a hacernos la existencia más feliz; que el conocimiento que éstos tienen sobre los intereses de la gente es aún más profundo que el que esa misma gente tiene sobre sus propios intereses.

Y de tal magnitud es la hegemonía estatista, que incluso quienes no comulgan con el gobierno kirchnerista, la mayoría de las veces se quejan únicamente de consecuencias evitando ir a las causas: que “la inflación en Argentina es inaguantable” (pero nada dicen sobre la necesidad de una política monetaria sana que ponga fin a la maquinita de imprimir moneda espuria); que “la inseguridad es infernal” (pero no caen en la cuenta de que, mientras más distraído esté el Estado en jugar a ser Dios, menos capacidad tendrá para cumplir sus funciones esenciales: proteger a los ciudadanos); que “los políticos se roban todo” (pero seguimos dándoles más y más poder de acción, menos y menos república); que “pagamos demasiados impuestos” (pero no nos atrevemos a cuestionar la ineficiencia empresarial del Estado y sus despilfarradores subsidios soportados por esos mismos impuestos).

El comienzo del fin de una hegemonía tiene lugar cuando se le pierde el temor; cuando se la desnaturaliza y se intenta ver qué le subyace realmente. 

Dejar de aceptar de forma acrítica lo políticamente correcto, implica comprender que la fuerza de sus postulados reside más en la cantidad de adictos y repetidores compulsivos, que en su razonabilidad y veracidad.


viernes, 24 de agosto de 2012


LA “OPOSICION” ANTE LA INMINENTE REFORMA CONSTITUCIONAL


Durante el prolongado despotismo de Juan Perón (1946-55), el dictador de marras en aras de obtener la reelección indefinida modificó la Carta Magna de manera ilegal en 1949. 

Este atropello incluyó además cambiar la parte dogmática de la Constitución, la cual contemplaba los derechos individuales. Afortunadamente en la Convención Constituyente de 1957, a instancias de la Revolución Libertadora, se derogó esta normativa fascista sancionada ocho años atrás y se retomó a la versión 1853-60, aunque en esta ocasión se incluyó el artículo 14 bis, que fue un verdadero injerto demagógico que nada tenía que ver con el espíritu del articulado original.

Ya en los años noventa, otra vez el peronismo gobernó de manera prolongada (1989-99) en esta ocasión bajo la presidencia de Carlos Menem. 

Nuevamente el afán reeleccionista forjó la famosa reforma de 1994, en la cual no sólo se contempló la relección sino que se agregaron una serie de “derechos sociales” colocados a instancias del extinto demagogo Raúl Alfonsín, a la sazón cómplice y socio de Menem en aquella sórdida maniobra “institucional”.

La tercera presidencia prolongada del peronismo indudablemente fue el período del kirchnerismo (2003-2015), por cuyas características de ejercicio de poder familiar-matrimonial no resultaba necesario reformar la constitución porque la pareja gobernante iría alternando el mandato de manera indefinida y con esta trampa conyugal en marcha, no existía la necesidad de modificar la Carta Magna.

Pero al morir Néstor Kirchner este ardid se complicó. 

Se ensayó entonces la idea de apostar al primogénito Máximo Kirchner como posible heredero dinástico, pero a poco andar, ya nadie duda de que este último no está a la altura de tales circunstancias. 

Aparece entonces, por tercera vez en el peronismo, la “necesidad de actualizar la Constitución”.

¿Qué enseñanza nos deja este somero pantallazo?. 

Pues que en la Argentina el peronismo está por encima de la Constitución, y es por ello que se da el gusto de cambiarla, acomodarla o emparcharla cada vez que sus necesidades políticas así se lo indican. 

La verdadera constitución de la Argentina no la conforman las normas escritas tras el pomposo preámbulo, sino las normas que emanan de ese virtual Estado-Partido que es el peronismo, sea que esta banda se presente bajo la sigla PJ, Frejuli, Frejufe, FPV o cualquier sello proselitista de circunstancia.

Pero ahora la cuestión reformista es muchísimo más grave de lo que se piensa. Ya no se trata solo de otorgarle a la viuda la reelección indefinida (prerrogativa antirrepublicana que el matrimonio Kirchner ya había impuesto en Santa Cruz cuando obraba de amo feudal de esa Provincia), dado que hoy el grueso los “intelectuales” orgánicos que viven del régimen se encuentran deseosos de modificar la parte dogmática de la Constitución Nacional, o sea, de cambiar o desnaturalizar la porción del texto que contempla de manera expresa la libertad de tránsito, la libertad de expresión, la libertad de comercio, de navegación, de contratar, de asociación, o de disponer de la propiedad privada, así como también el derecho a la intimidad y las garantías jurídicas entre muchas otras cosas.

¿Para qué modificar la parte del texto que contempla estos derechos tan nobles entonces?, no para otra cosa que no sea “reglamentarlos”, es decir, violentarlos, restringirlos o anularlos según las apetencias o necesidades del/la déspota de turno y su corte de burócratas, comisarios políticos y emisarios varios.

Para lograr ese ominoso objetivo, el régimen necesita de determinadas mayorías especiales (2/3 de los miembros de ambas cámaras). 

¿Tiene el kirchnerismo tamaño consenso en su bloque?,

pues no, pero el problema reside en que muchos Diputados y Senadores “opositores” o son fácilmente comprables o son fácilmente adheribles a estas aventuras ideológicas, dado que los bloques “disidentes” están formados en gran parte por radicales, socialistas, “peronistas federales” y derivados. 

En suma, gran parte de la oposición ostenta  una preocupante mentalidad dirigista y estatista, y por ende no vería con malos ojos pulverizar las libertades individuales en aras de entelequias y declamaciones tales como “el bien común”, “la razón de Estado”, “la solidaridad” o “los intereses supremos de la sociedad”.

Con una oposición tan fuertemente influenciada por estas supersticiones colectivistas, el kirchnerismo no tendría que hacer un esfuerzo titánico para convencer a sus colegas en que los apoyen con esta endemoniada embestida reformista.

El riesgo entonces no es tanto la peligrosidad ideológica y metodológica del oficialismo sino la endeblez política y filosófica de muchos quienes fueron votados y elegidos para oponerse y frenar sus oscuras ambiciones autocráticas.

sábado, 18 de agosto de 2012



EL MODELO TOTALITARIO INCLUSIVISTA



Lo de inclusivo habría que verlo, lo de totalitario es lo único cierto y, de que profundiza día a día, también. 

Sin prisa pero sin pausa, como la rana que en la olla se adapta al agua que se calienta hasta convertirla en rana hervida, así también, los argentinos vamos acostumbrándonos a la amputación de nuestros derechos hasta ese día que no tengamos ninguno. 

Lo que nos pasa, es que no sabemos lo que nos pasa (diría Ortega). 

O, tal vez, sí sabemos y hacemos como que no. Hay tiempo, para los que esperan que la sangre llegue al río para recién actuar. 

Ahora bien, mientras más se tarde en reaccionar contra el totalitarismo, más difícil será salir de él. 

No se debe subestimar al totalitarismo por incipiente que sea, esa es la lección de la Historia. 

En este sentido, el error más común consiste en confundir democracia con totalitarismo. 

Es común creer que porque un presidente fue votado por más del cincuenta por ciento del electorado se convierte automáticamente en un demócrata consagrado. Para nada ello es así. 

El circunstancial porcentaje de votos conseguido sólo indica que fue elegido por la mayoría. 

El título de demócrata lo obtendrá, sí y sólo sí, gobierna respetando la ley y, por ende, los derechos y garantías de los gobernados. 

Cristina es un claro ejemplo de lo contrario. 

Pero, si bien ella es la abanderada no es la única; también, tiran el carro totalitario los gobernadores, diputados, senadores, intendentes y concejales partidarios. 

También, por supuesto, los ciudadanos comunes que los siguen votando. 

El hecho de que sean la mayoría no los hace menos totalitarios. 

Hitler, también ganaba elecciones. 

Lo mismo, Hugo Chávez. 

Perpetuar con el voto al déspota que, viola la Constitución, avasalla con la independencia de poderes, persigue a los opositores, protege a corruptos, ataca a la prensa libre, escracha por cadena oficial a los que lo critican, se apropia de los fondos de los futuros jubilados, etc., es ser, si bien no un totalitario acabado, por lo menos sí, un pichón de totalitario. 

Con la excusa de “la inclusión” (táctica típicamente, fascista) el gobierno excluye a los argentinos de la libertad. 

No tenemos derecho a la verdad del Indec, a comprar dólares y por lo tanto a salir del país, a adquirir manufacturas importadas, a que no nos roben el salario con el impuesto a las ganancias, a caminar por la calle sin el peligro de ser asaltados, a evitar que a nuestros hijos los eduque “la Cámpora” y, lo más elemental, a una justicia decente y no este mamarracho que tapa sus defecciones encarcelando a militares y policías ancianos. 

Con pruebas para mandarlos, directo y sin escalas, a la silla eléctrica, no hay ni un sólo funcionario kirchnerista preso por corrupción. 

Por el contrario, a los militares que combatieron la subversión los pasean, condenan y exhiben como fieras de circo por el país (los fiscales hacen cola para acusarlos). Ahora, van por Mauricio Macri. 

Pronto, le tocará a Scioli. Moyano, espera en capilla. 

Magnetto y Ernestina Herrera de Noble, como pueden, resisten los embates de los esbirros. 

También, Blaquier, Levín y Aleman. 

Nadie está a salvo si no pertenece al gobierno. Por eso, a las cosas por su nombre: al pan, pan; y a los totalitarios, totalitarios (inclusivistas, incluidos).

Mauricio Ortin

lunes, 13 de agosto de 2012






La acción militante de La Cámpora se ha extendido en los últimos meses hasta el ámbito escolar. 

Allí desarrollan actividades de proselitismo político con el propósito de difundir los ideales kirchneristas entre alumnos, sobre todo de establecimientos secundarios públicos. 

Así lo denunciaron estudiantes, profesores, padres y políticos de la oposición.



Según los testimonios recogidos por LA NACION, esta actividad se desarrolla como parte de un taller llamado "El héroe colectivo", auspiciado por la Dirección de Fortalecimiento de la Democracia, dependiente de la Jefatura de Gabinete y a cargo del dirigente de La Cámpora Franco Vitali.


Los integrantes de la agrupación juvenil kirchnerista concurren con sus banderas y símbolos partidarios a las escuelas para coordinar los talleres. 

En esos encuentros se invita a los alumnos a debatir y a tomar decisiones sobre asuntos públicos desde la lógica de un juego, cuyo personaje central es el héroe de la historieta El Eternauta, creada por Héctor Oesterheld y Francisco Solano López. 

El Eternauta es el ícono que identifica a los militantes de La Cámpora, que reemplazaron el rostro original por el de Néstor Kirchner.

Como parte de la actividad didáctica, los talleres, hacen referencia a cuestiones políticas, desde una óptica kirchnerista. 

"La conclusión del juego era algo así como que si todos vamos por el mismo camino, que obviamente era el camino planteado por la política kirchnerista, las cosas salen bien; si no todo está mal y sale mal. 

No había lugar para opciones diferentes", relató a LA NACION Quimey Rosetti, alumna de 5° año de la Escuela de Educación Media N° 8, de Tandil, donde el mes pasado se hizo el taller.

Similares testimonios recogieron los medios de Tandil. 

"Al finalizar el taller nos repartieron ejemplares de El Eternauta -relató a El Eco de Tandil Franco Inorreta, de la Escuela Media N° 7-. 

Tenía una introducción con citas de Cristina Fernández de Kirchner, del «Néstornauta» y cosas que no tiene por qué nombrar de política partidaria."

El titular de la Dirección de Fortalecimiento de la Democracia, impulsor del taller, es el ultrakirchnerista Franco Vitali, miembro de La Cámpora. Vitali señaló, en declaraciones públicas, que con este taller se pretende inculcar a los alumnos la importancia de la toma de decisiones.

"[El juego] es una metáfora de todo lo que implica participar, decidir. Creemos que este momento político requiere una participación fuerte de los jóvenes, sobre todo para defender este modelo de país que desde 2003 para acá ha empezado con Néstor y ahora con Cristina necesita consolidarse", enfatizó Vitali a la agencia de noticias Télam el 9 de septiembre pasado, día en que el programa se lanzó en el aula magna del Colegio Nacional de Buenos Aires.

Vitali estaba acompañado por el ahora diputado nacional oficialista Andrés "Cuervo" Larroque, líder y fundador de La Cámpora. "Elegimos esta escuela porque es la que más estudiantes desaparecidos tiene -señaló, frente a una nutrida platea de estudiantes- . 

Para nosotros, honrar a aquella generación es un poco el espíritu que tiene El Eternauta, porque fue una generación heroica que apostó a lo colectivo."

Para la diputada opositora Patricia Bullrich (Unión por Todos) estos talleres son, en realidad, "espacios de adoctrinamiento kirchnerista". 

"Así como han partidizado las áreas más impensables, llegando incluso hasta las cárceles, ahora le suman la invasión a un ámbito tan crucial como es el de la educación", alertó.

"En el último tiempo he recibido la preocupación de numerosos padres y docentes sobre este tema. 

Encaramos una investigación y constatamos que estos talleres no sólo se impartieron en la Capital y en Buenos Aires, sino también en Chubut, en La Pampa, en Mendoza y en otras provincias", advirtió la legisladora.

Cómo es el juego. La identificación de este taller con La Cámpora y su objetivo de adoctrinamiento político se revela en las propias páginas web de la agrupación kirchnerista.
"Los pasados 5 y 6 de julio los militantes de La Cámpora Comuna 4 y La Cámpora Secundarios realizaron en conjunto con los estudiantes de la Escuela de Enseñanza Técnica Nº 4 República del Líbano la actividad de «El héroe colectivo»", relata en su página web la sede porteña de La Cámpora.

Después continúa con la explicación: 

"Asimismo, se realizó la entrega de esa obra (El Eternauta) a los estudiantes mientras un militante les explicaba que «la situación inicial de El Eternauta, en la que un grupo de amigos se encuentra de pronto encerrado en una casa, aislados, solos, rodeados de desolación y muerte por una nieve mortal; es algo similar a la situación en la que se encontraba nuestro pueblo cuando Néstor asumió la presidencia en 2003». 

Y agregó: «La lucha por la supervivencia de Juan Salvo y otros sobrevivientes -personajes del libro- es la misma que la titánica tarea de la reconstrucción de la Patria que gracias a Néstor y a Cristina estamos viviendo todos los argentinos»".

Esto que sucedió en una escuela de la Capital se replica en distintos establecimientos del país, relatan los testigos. 

En Tandil, el tema se transformó en un escándalo cuando la agrupación local de La Cámpora irrumpió en una reunión que pretendía ser de centros de estudiantes para dictar el taller (de lo que se informa aparte).

La polémica promete desatarse en la Legislatura bonaerense, donde el senador Carlos Fernández (UCR) pidió informes, y en el Congreso de la Nación. 

Allí, la diputada Bullrich reclamó explicaciones al ministro de Educación, Alberto Sileoni.

Militantes en Acción. El juego. En una escuela secundaria de La Matanza, un militante de La Cámpora desplegó el juego de mesa basado en la historieta de El Eternauta. 

Los jóvenes avanzan a medida que toman decisiones y optan por la respuesta correcta

Símbolos partidarios . En la imagen se observa cómo en una escuela del conurbano se exhibieron afiches partidarios kirchneristas, cuando la ley lo prohíbe
El Eternauta. El diputado Larroque y Franco Vitali, director de Fortalecimiento de la Democracia, entregan ejemplares de El Eternauta durante la presentación del plan
Programa Oficial

Militancia en el aula. Militantes y dirigentes de La Cámpora dictan en las escuelas el taller "El héroe colectivo" y llevan sus banderas y demás símbolos partidarios. 

Lo auspicia la Dirección de Fortalecimiento de la Democracia, que depende de la Jefatura de Gabinete.

Juegos y decisiones. 

El símbolo kirchnerista

Los alumnos son invitados a debatir y a tomar decisiones sobre asuntos públicos, desde la lógica de un juego. 

El eje central es El Eternauta, el símbolo que identifica a la agrupación kirchnerista.
Denuncia de adoctrinamiento. 

Escuelas politizadas. 

La oposición denunció que se trata de espacios de adoctrinamiento kirchnerista y que se intenta politizar y "partidizar" las escuelas. La diputada Patricia Bullrich pidió explicaciones al ministro de Educación, Alberto Sileoni.

 

sábado, 11 de agosto de 2012


LOS GIRONES DE LA INVESTIDURA PRESIDENCIAL



Carta abierta a la Sra. Presidente de la Nación Argentina , 
Cristina Fernández de Kirchner.

Señora Presidente:

Pertenezco a la generación de “educandos” de aquella ESCUELA PÚBLICA ARGENTINA que fuera ejemplo para el mundo y de la cual seguramente pudo abrevar en su niñez y adolescencia.

Allí nos enseñaron, y lo recordará, a respetar profundamente la INVESTIDURA PRESIDENCIAL , fuera quien fuese el que detentara la máxima dignidad en el gobierno de la Nación.

Hoy , ese respeto ha desaparecido en mí, como consecuencia de que en usted ya ha desaparecido. 

Arranca a jirones con sus actitudes esa investidura y deja al descubierto sólo a una “mujer desnuda, vestida de negro”, soberbia y débil; grande y pequeña; temeraria y asustada; valiente y cobarde; apasionada y fría, custodiada y sola…

Sólo eso, una mujer, y a esa mujer me dirijo, como a una más de mi “género”. 

Dos mujeres: usted y yo. 

Una joven y una vieja, una rica y una pobre, una fea y una linda ¿?, una “con la suma del poder público” y la otra, simple ciudadana.

Dos mujeres a las cuales sólo las une el mandato evangélico:

“AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS”.

Los jirones de su INVESTIDURA PRESIDENCIAL los ha ido dejando a través de sus reiteradas apariciones en eso que ha dado en llamar 

 “CADENA DEL MIEDO Y LA SUMISIÓN” 

y que yo llamo “CADENA DE LA VERGÜENZA NACIONAL ”.

Cuando ante los micrófonos y las cámaras desgarra su investidura con alusiones vulgares de pésimo gusto, cuando hace sonrojar a sus ministros, que esbozan sonrisas bobas, ya sea por su nombre, el “bonete”, o su aspecto imberbe, cuando grita destemplada a un camarógrafo, cuando entona ridículos estribillos 

 “Teresa, poné la mesa” y “cómo me gustan tus milanesas…”, 

cuando chechea a personajes, cuando ridiculiza a sus obsecuentes aplaudidores, cuando se contonea con la “scola”, cuando escarniza a funcionarios extranjeros… aquella dignidad con que la distinguiera un 54% incógnito se estrella en mil pedazos en las pantallas de TV, aunque a usted le importe “un pito…”

Pero esas serían nimiedades al lado de sus grandes anuncios, en que todos y todas quedamos involucrados y expectantes. 

Cree erróneamente que es la maestra ciruela de los 40 millones de todos y todas, que poblamos esta tierra de bendición que Dios nos diera y es así como temas urgentísimos: 

la Salud, la Educación, la Inseguridad, quedan relegados ante promesas y cifras y porcentajes incomprensibles, de difícil cumplimiento y peor implementación. 

Inventa vuelos semanales a MALVINAS, pide la exhumación de cadáveres de “tumba de guerra”, disparates internacionales que afectan la heroica grandeza de una GUERRA JUSTA. 

La Economía ultrajada por la corruptela al más alto nivel. 

Danza de dólares y pesos que afecta a un “abuelo amarrete” pero hace sonreír a quienes, desde la prebenda de dudoso origen, pretenden emular a los poderosos de la tierra, poniendo de manifiesto, lamentablemente aquel viejo dicho: 

“LO QUE NATURA NON DA…”

Y es así como, por la “CADENA DE LA VERGÜENZA NACIONAL ”, 

corrige, desmiente, miente, exagera, denosta, escracha, confunde, se victimiza, abruma, aburre, induce al odio y la venganza, promete y se refugia en los aplausos oportunistas de sus incondicionales seguidores para regocijo de una oposición opaca a la que va sacando de su ostracismo con un “elefante rosa”.

Tal vez olvida usted que esa INVESTIDURA PRESIDENCIAL que detenta es el fruto de una DEMOCRACIA recuperada con la sagrada vida de argentinos, que siguiendo su BANDERA, en el dolor de la guerra, en el cumplimiento del deber, en su entrada sublime a la GLORIA, en su postrer beso a la CRUZ, gritaron desde el 2 de abril del 82 y para siempre, en aquel pedazo irredento, bello, frío, indómito de MALVINAS:

 ¡¡¡VIVA LA PATRIA!!!

Para todos los argentinos, entre los cuales está usted, a quien se le otorgó la custodia de esa INVESTIDURA PRESIDENCIAL, para respetarla y hacerla respetar. 

Y entre los que estoy yo, que desgraciadamente ya perdió el respeto a esa INVESTIDURA PRESIDENCIAL…

Ruego a la STMA. VIRGEN DE LUJÁN, PATRONA DE LA ARGENTINA, recuperemos, usted y yo y todos y todas, ese respeto perdido en las tinieblas de la incomprensión y que en un pasado no muy lejano fuera paradigma de un futuro mejor “para todos los hombres del mundo”…

A esa “mujer desnuda, vestida de negro”, vaya mi reflexión.

María Delicia Rearte de Giachino
Madre del Sr. CFIM (p.m.) 
D. Pedro Edgardo Giachino
DNI 1.605.228

jueves, 9 de agosto de 2012


LA TRAMPA TOTALITARIA


El kirchnerismo, por necesidad más que por vocación, se afana en perpetuarse en el poder. 

La máxima universal que expresa el dicho: “cosecharás tu siembra”, vale también para los gobernantes y su forma de gobernar. 

Actuar de manera prudente, tolerante y con apego a la ley es, para el que deja el poder, el mejor reaseguro de un no traumático posgobierno.

Proceder de manera opuesta, es decir, alimentar odios y pasiones a través del ejercicio abusivo del poder, en el mejor de los casos, es pasarse el resto de la vida en calidad de imputado eterno.

De las consecuencias amargas para aquellos que adoptan modos despóticos de gobernar, ejemplos, hay para hacer dulce.

En casi todos la reacción que provocan es directamente proporcional a la acción. 

Ya lo dice la sabiduría popular: según el tamaño de la parte de la anatomía que los recibe, deben ser los azotes. 

Los últimos días de los tiranos Nicolae Ceausescu, Hosni Mubarak, Muamar Gadafi y Benito Mussolini, entre otros, están allí como enseñanza para tomar la debida nota.

Los expresidentes de Uruguay, empero, como bien dice el presidente Mujica, pueden caminar tranquilamente por las calles de Montevideo sin temor de naturaleza alguna. No son objeto del odio de una parte significativa de la población. 

Tampoco son temidos o amados. 

Se les dispensa el respeto que merece alguien que respeta a los demás.

Lo mismo se podría decir de los últimos expresidentes chilenos y, también, por qué no, de los argentinos si vivieran, Alfonsín, Illia y Frondizi, entre otros. 

Es que, ninguno de ellos construyó poder en base a la lógica “amigo- enemigo” o de “demonización del adversario”.

Lógica perversa que define al otro como “el Mal”, y, a sí mismo, como “el Bien” alternativo. 

Así, logrando en un solo acto “santificar-se” a partir de demonizar-los. 

Resulta indiferente que el totalitario descubra al demonio en una clase social, en una raza o en una religión.

Tiene a su favor el hecho de que responsabilizar a otros de los fracasos y miserias propias es una poderosa fuente de energía que mueve a las masas. 

El odio, que los demagogos y tiranos son maestros en insuflar, nunca debe ser subestimado. 

Mas, paradójicamente, el totalitarismo no solo es una trampa para los sometidos que lo sufren sino también para los “atrapados sin salida”, de los tiranos. 

José Stalin, Adolfo Hitler, Saddam Hussein, Fidel Castro, Hugo Chávez y el actual presidente sirio, conocen de estas vicisitudes. 

Como la del acecho permanente de terminar como Kadhafy. 

Riesgo que, más temprano que tarde, deviene en personalidad psicopática. 

Es que, rodeados de funcionarios obsecuentes, legisladores levantamanos y jueces peleles, han perdido la noción de la realidad. 

La sociedad que acepta como normal esta situación, también, está enferma de totalitarismo. 

Mas, no irremediablemente.

Mauricio Ortin

domingo, 5 de agosto de 2012

CARNAVAL



Tal como indica la doctrina de derechos humanos que adoptan como propia los jueces empapados de esta praxis, los mismos integrantes del Tribunal Oral Criminal nº 20 que autorizaron frívolamente las “salidas” pseudo culturales del homicida Eduardo Vásquez, convicto por haber asesinado a su esposa Wanda Taddei quemándola viva, son quienes le habían dado al ex baterista de Callejeros sólo 18 años de cárcel por el crimen, alegando como atenuante que el criminal fue acicateado por una “emoción violenta”. 


Entre ellos, además de Patricia Mallo y Pablo Laufer, se encuentra Luis Fernando Niño, un juez al que se describe como obsesionado por la posibilidad de que no ser visto como él parece considerarse, un abnegado e implacable defensor de los derechos humanos.

Los banalizados derechos humanos que patrocinan estos jueces no parecen aplicables a las víctimas reales, como Wanda o Gonzalo Acro, el hincha de Ríver asesinado por Rubén Silva, otro de los presos que participa alegremente de las murgas armadas dentro de la cárcel por el director del Servicio Penitenciario Federal, el platense Víctor Hortel. 



 En su cuenta de twitter, Hortel se define literalmente como “negro de mierda y orgullosamente K”. 


Fue designado por el también platense y hoy ministro de Justicia, Julio Alak.

Estos hechos trascienden el ámbito carcelario. 



La verba encendida y prolífica de la Presidenta la hace merodear por terrenos curiosos y desconcertantes. 


El jueves, cuando recurrió nuevamente a su pasión por la cadena nacional de radio y TV, Cristina Fernández trató de halagar a la burguesía en el corazón de la Bolsa de Comercio y lo hizo con una frase memorable: 


“Esto es crecimiento y consumo popular, porque eso es lo que es el capitalismo. 


¡Nunca ganaron tanta plata como con este Gobierno!


 ¡Nunca!” 


¿Quiénes? 


En su enfervorizado reclamo para ser revalorizada por la clase propietaria, la “transgresora” Presidenta se metió en honduras, al reconocer la formidable renta financiera que el sector financiero ha venido cosechando en la Argentina en el marco de un gobierno que adora describirse como “nacional y popular”.

Así transcurre este tiempo argentino, empalagado de palabras, ebrio de consignas, confundido con proclamas que aturden en un mundo de apariencias. 



En este escenario, las imágenes de las autoridades carcelarias nacionales recorriendo las penitenciarías disfrazadas, en tren de murga y de la mano de homicidas convictos, sólo admiten un calificativo: 


son tétricas. 


Nublan aun más el ya encapotado horizonte argentino.