viernes, 23 de abril de 2010

RETRATO DE FAMILIA

http://saleconfritas.blogdiario.com/img/progress.jpg

“La conspiración universal de la mentira de la afirmación silenciosa está presente siempre y en todas partes y trabaja siempre en interés de una estupidez o de una falsedad, jamás en interés de algo noble o respetable.

Y parece tener el aspecto de la más tímida y ramplona de todas las mentiras. Durante siglos y siglos ha trabajado en favor de despotismos, aristocracias y esclavitudes militares, esclavitudes religiosas, y a todas ha mantenido con vida; las mantiene con vida todavía, aquí, allá y acullá, por todas partes del globo; y seguirá manteniéndolas vivas hasta que la mentira de la afirmación por el silencio se retire del negocio... la afirmación silenciosa de que nada sucede de lo que los hombres justos e inteligentes sean conscientes y a lo que por deber hayan de poner fin”.

Mark Twain

LOS PRÓCERES DE LA MENTIRA SILENCIOSA

Ella, con su rostro de mármol alisado con bótox, dice que se siente hoy la “Sarmiento” del Bicentenario de la Revolución de Mayo.

Él, con su mirada oblicua, se siente un San Martín (y, créase que no es ninguna broma).


Lo ha manifestado varias veces haciendo alusión a que la fecha de su nacimiento (25 de febrero), coincide con la del General Don José de San Martín.

Lo patético y desolador es que, en verdad, la República, entre mitos y realidades, se desliza, por aproximaciones sucesivas, hacia el peor de los pantanos de la historia.

Un destino que, por puro desdén, apenas sospechamos.

Perplejos, desde varios países, observan cómo, en esta comarca en la que rige el singular sistema de la democracia oblicua y de mármol, ya no hay Senado y la Cámara baja se dio el lujo de sesionar sólo una vez desde que se inició el ciclo de las “ordinarias 2010”.

Todo… absolutamente todo, reposa sobre un fárrago de mentiras de la más diversa laya y con la más variada metodología de diseño.

Todos los santos días, en una especie de delectación repulsiva, la vemos a ella… parapetada en algún atril… con su tono de docente de Jardín de Infantes, dirigiéndose a los párvulos de la sociedad, léase a toda la ciudadanía… así considerada por ella, evitando, sin ningún esfuerzo, el modo de introducir algún vestigio de sinceridad en sus palabras.

Tal como lo hizo el famoso señor Clemens (Mark Twain), deberíamos por lo menos quejarnos en forma airada sobre la decadencia del arte de mentir que se ha visto en todos estos años entre la gran caterva de fabuladores que los acompañaron a ambos en sus gobiernos.

Exhortarla a ella… a que mejore la calidad de sus mentiras.

Samuel Clemens nació en el año 1835 cuando pasó el cometa de Halley y murió en 1910 cuando ocurrió una segunda aparición de ese cometa.

Como genio indiscutible de la sátira y el buen humor, sostenía no sin gran ironía, que ningún hecho estaba establecido con mayor firmeza en este mundo, que el de la mentira, como una necesidad de nuestras circunstancias.
Y en la política, sin lugar a dudas… es una parte realmente insustituible.

La deducción irónica que hizo, fue que, esta es, por lo tanto, una virtud, que queda, según él, sobreentendida.

Pero ninguna virtud puede alcanzar su utilidad más alta, si no se la cultiva con mucho cuidado y diligencia.

En consecuencia se sobreentiende pues, que la mentira… debería ser enseñada en las escuelas públicas, y en el hogar… junto al fuego.

El mentiroso bruto, queda enseguida al descubierto, como le ocurre cada día, a la gran mayoría de nuestro egregio gabinete.

Pese a todo ello… tuvieron una suerte inaudita:


La gente se olvidó de casi todo el catálogo de mentiras burdas y pésimamente armadas, o las confundió con cualquier otra cosa, quizás por la enorme cantidad de ellas que aparecían cada día.

A la gente ya no le interesa Skanska… o tal vez cree que es un yogurt.

La mentira juiciosa no fue suficientemente cultivada por esta gente.
Y ellos mismos, tal como Clemens, piensan ahora mismo que acaso una mentira torpe, poco científica, es tan ineficaz como decir la verdad.

Pero Clemens escribió capítulos enteros que esta pareja soslaya:


“El hombre que dice una verdad injuriosa por temor a que su alma no se salve si no hace otra cosa, tendría que reflexionar en que este tipo de alma no es estrictamente digna de ser salvada.

El hombre que dice una mentira para ayudar a un pobre diablo a salir de un problema es un alma heroica que pone su propio bienestar en peligro para socorrer al prójimo. Debe exaltarse a este mentiroso magnánimo”.

Pero el gobierno, aún dentro de su terrible brutalidad y contando siempre con una formidable buena suerte, trabajó también arduamente y sin ningún brillo, en el arte de la mentira silenciosa:

Son ellos, pues “los próceres de la mentira silenciosa”.

Trátase del engaño que uno comunica… simplemente manteniéndose quieto y ocultando la verdad.

Muchos defensores obstinados y santurrones de la verdad, se entregan a este exceso, imaginando que, si no pronuncian ninguna mentira… entonces no mienten en absoluto.

La liturgia de la “gran familia” gubernamental ha sido siempre mentir. Pero, mentir mal. A lo salvaje…

Manufacturan sin el menor estilo la distorsión de cualquier verdad con fines malignos… y también - ahora - se solazan con la mentira silenciosa.

En consecuencia, lo más sensato, debería ser que, alguna vez, los cuerdos y honestos, los esperanzados, pudiesen convocarse a la Plaza de Mayo, jocundamente, casi con una sonrisa para instar a esta señora (y por extensión al San Martín de las cloacas) a mejorar.

Es decir, al menos a mentir de un modo reflexivo, juicioso e inteligente, inspirándose por los “buenos objetivos” que pudieren existir.

Entrenar bien a su equipo de lacayos en la mentira de alambique, diseñada en forma científica… para que deje ya de verse a este “arte noble” tan prostituido como luce hoy.

Para seguir siendo libre de la rancia y pestilente verdad, que echa a perder la gestión por culpa de los brutos sin cerebro pero con espesos bigotes… que la utilizan.

Mediocres que mienten mal y son descubiertos.

Pues hay errores de los que es hoy muy difícil escapar… y aunque una mandataria los cometa al amparo de condiciones transitorias de suma del poder público, siempre… cada vez… le ha de llegar la hora de las “composiciones”.

Esta mujer es sin dudas, una aventurera.

La peor de todas.

Como tal, no se ha privado de nada.

La arrogancia sin el menor sustento moral, la visión del adversario político como enemigo y la agresividad sombría, han formado parte desde el primer día, de su equipaje retórico. Copió al otro prócer.

Agresiva y acomplejada hasta por la pertenencia al género femenino, no trepidó en crear divisiones allí donde jamás existieron.

Trató, insólitamente de victimizar al género femenino y de crear una demonización parabólica contra el masculino… acaso forzada por su propia inseguridad a escapar de esa imagen genética de total invalidez representativa, que tuvo cuando llegó.

Una arpía hecha y derecha, la cual, sin embargo, luce muy débil. Íntimamente cobarde, se sintió urgida a demostrar que “no era” lo que era, con un estilo dudosamente eficaz en términos políticos y que además, ha sido claramente vejatorio de las instituciones y los usos sociales.

Caminó y sigue caminando en zigzag, mostrando sin ningún pudor, sus facetas de Catalina de Médicis en la noche de San Bartolomé.

En materia de derechos humanos fueron verdaderos paleontólogos de los basurales:

La fijación obsesiva con un pasado que les atrajo como el vacío a un enfermo de vértigo, los llevó a privilegiar una manía ideológica por sobre el deber republicano.

Esa actitud vino a complementar su guerra ciega a todo, buscando cada día más cantidad de enemigos en el pasado, desenterrando cadáveres, botellas vacías y residuos patogénicos de cualquier baldío.

Haciendo cualquier cabriola de demagogia perversa… en un resentido plan de excursiones retrospectivas que les permitieron desviar la atención de la sociedad y también burlar, cuando se les antojara, el más elemental control parlamentario.

Una especie de bancarrota moral guía sus vidas.

Tributarios de todas las intrigas, estos próceres… casi superaron a los envenenadores de los principados borgianos.

Mintieron sin la menor elegancia. Y todo esto… es su legado político.

"El desencanto y la indignación súbita son mucho más motivadores de la vindicta pública que el cansancio habitual del pueblo sobre todo aquello reprochable de los monarcas, convertido en acostumbramiento colectivo."

En sus últimas horas, acaso podamos verla tal como en esa foto sin rimel ni delineador, tratando, perpleja y asustada, de identificar responsables, buscando culpas en cualquier sombra que se menee y en cualquier pluma crítica que haya osado ejercer la libertad de la palabra en su detrimento.

En medio de una rabieta histérica o suplicándole a la sociedad que la ayude

Tal vez sepa perfeccionar las cosas con algunas mentiras nuevas.

Pero ya cargará con el legado de las mentiras que empezaron a salir a flote.

Próceres de sumidero:

Eso sí que son.

Gente con la moral de un carancho.

Regentes caóticos de la oportunidad, que vienen residiendo en la peor latitud del lenocinio, consiguiendo ya que el hastío de la gente, haya extendido su repugnancia hacia la totalidad del sistema democrático

Lic. Gustavo A. Bunse

No hay comentarios:

Publicar un comentario