sábado, 2 de julio de 2011

ENTREVISTA A LORENZA FERRARI


MADRE DE LAURA FERRARI ASESINADA POR TERRORISTAS MONTONEROS



“Siento que a mi hija la matan todos los días “

Lorenza Ferrari recuerda a Laura, su hija muerta en un atentado.


Hoy, 35 años después, dedica su vida a cuidar a su hijo discapacitado y a reclamar los derechos de lesa humanidad que el Estado no le ha reconocido por la muerte de su hija.


En esta nota nos cuenta su historia.

Aquel 8 de septiembre de 1975 nunca lo voy a borrar de mi memoria”, cuenta la italiana Lorenza Ferrari (81), mientras mira el anillo que tiene en el dedo anular con la imagen de su hija Laura, que murió aquel día en un atentado perpetrado por la organización Montoneros durante el gobierno de Isabel Perón.


“Ella había ido durante la mañana a rendir un exámen y mientras esperaba el resultado con tres compañeros en un auto estacionado en la puerta de la Universidad de Belgrano, estalló un coche bomba que estaba parado en la mano de enfrente.


Estuvo cuatro horas en el quirófano con la cabecita abierta, pero finalmente murió.


Afortunadamente el resto de los chicos se salvó, aunque no quedaron muy bien emocionalmente”, expresa sin poder contener la emoción en su voz quebrada.

Hace unos días el diario La Nación publicó una carta de lectores escrita por Ana María (58) recordando el trágico final de su prima Laura y homenajeando el estoicismo frente al dolor de su tía “Renza”(así llaman todos a Lorenza).


Para Ti la buscó y llegó hasta su casa, donde Renza se dedica a cuidar con total dedicación a Abel (54) su hijo discapacitado, sin abandonar la lucha por el reconocimiento de las víctimas de la subversión durante la dictadura.

¿Por qué cree que mataron a su hija?


Es que no pusieron la bomba para matar a Laura.


Este atentado fue terrorismo puro con el único fin de sembrar pánico en la sociedad para ganar poder.

¿Quién le avisó lo que le había pasado a su hija?


Una de sus compañeras.


Me dijo que habían puesto una bomba en la facultad, pero que no me asustara porque solamente tenía lastimada una pierna.


La llevaron al Hospital Militar, donde intentaron salvarla, pero no hubo caso.


Me la entregaron en un cajón.

¿En ese momento era conciente de que Laura había sido víctima de un atentado?


Claro que sabía que había sido un acto terrorista.


Lo veía en las noticias, pero nunca me había tocado de cerca.


Si bien había grupos enfrentados, eso no justificaba que pusieran bombas en jardines, escuelas y plazas, donde había chicos que no tenían nada que ver con la cuestión política.

Antes de que pasara lo de Laura, ¿en su familia tenían miedo de ser víctimas de atentados?


No, todos los días escuchábamos que los montoneros amenazaban con poner bombas, pero nunca nos había tocado de cerca.


Con mi marido le decíamos a Laura que tuviera cuidado y ella nos contestaba:


“No puede haber gente tan mala que le haga daño a los inocentes”.

¿Su hija formaba parte de algún grupo político?


No, para nada.


¡Ni siquiera le dieron tiempo de tener una idea política porque la mataron a los 18 años!


De hecho había suplicado ir a una universidad privada porque la del Estado estaba muy politizada, llena de afiches de Montoneros y del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo).


Ella estudiaba Ciencias Económicas, quería seguir lo mismo que yo.


A mí me faltó un año para recibirme, pero era la época de la guerra en Italia, todo era muy duro y lamentablemente tuve que dejar.


Al poco tiempo vine de paseo a la Argentina, conocí a mi marido y me quedé.


Así que viví dos guerras, una en Italia y la otra acá.

Después de la muerte de su hija, ¿se hizo de algún partido político?


No, no.


Mi cabeza no daba para tanto.


Lo único que hacía era ir a las misas para los familiares de las víctimas de la subversión.


Hoy estoy disponible para hablar de Laura y contar nuestra verdad, ¡hasta al diablo le hablaría!


Pero yo nunca dejé de ir a la iglesia de enfrente de casa, porque iba a rezar por mi hija.

¿En qué se refugió cuando pasó lo de Laura?


Te confieso que al principio me quería morir.


Pero después miré a mi alrededor: tenía un hijo discapacitado que me necesitaba y mi marido que ya empezaba a sentirse mal (tuvo una severa diabetes que desembocó en diversas complicaciones) y finalmente murió del dolor por la pérdida de Laura.


En aquel momento reaccioné y saque fuerzas para seguir viviendo.


Hoy mi vida está dedicada a mi hijo y al recuerdo de Laura.

¿Abel se dio cuenta de lo que le pasó a su hermana?


Si por supuesto.


Todavía recuerdo el grito que dio en el entierro.


Siempre besa las fotos de su hermana y el anillo que llevo puesto con su imagen.


No tenemos un diagnóstico certero sobre su discapacidad, pero aunque tiene un déficit mental y respiratorio importante, entiende todo lo que pasa.


A veces, cuando queremos pedir algo, nos tomamos de la mano y miramos al cielo para pedirle ayuda a Laura.


Sé que en el velatorio de mi hija hubo quienes pudieron haber pensado por qué no se había muerto Abel en lugar de ella…pero a mí jamás se me cruzó ese pensamiento por la cabeza.

¿Cómo recuerda a Laura ?


Como una chica feliz, con mucho carácter, generosa, sencilla y estudiosa.


Era el centro de atención porque era hermosa tanto por dentro como por fuera.


¡La querían todos, tenía muchos amigos y un noviecito divino!


Antes vivíamos en una casa enorme en Liniers donde siempre había mucha gente, pero con la muerte de Laura la casa perdió vida y nos quedaba muy grande, así que nos mudamos a este departamento.



¿Los amigos y el novio de Laura siguieron en contacto con usted después de su muerte?


Sí, todos fueron haciendo sus vidas y no puedo pretender que sigan todo el tiempo a mi lado.


Pero cuando los necesito están, y eso es muy importante.


Hoy en día el único que está siempre conmigo es mi hijo y las enfermeras que lo cuidan.


Todos los días convivo con el gran dolor de saber que muchos chicos murieron inocentemente como Laura, y al no reconocerlos como víctimas del terrorismo es como si los enterraran una y otra vez.


Siento que a mi hija la matan todos los días.

¿Qué tendría que pasar para que se hiciera justicia?


Reconocer a los culpables: que las víctimas del terrorismo también sean reconocidas en la historia y que nos den una indemnización económica.
Es lo que necesito para dejarle a Abel cuando yo no esté porque el atentado lo dejó sin la posibilidad de que su hermana lo cuide.


El Estado discriminó entre dos clases de víctimas y sólo las familias de los asesinados por los militares tienen derechos.


Nadie hizo ni hace nada para investigar quiénes fueron los responsables de la muerte de mi hija.

¿Tiene nombres concretos?


Todos sabemos quienes fueron Montoneros...pero yo no sé quiénes fueron culpables de la muerte de mi hija, porque la justicia, en los 35 años que pasaron, no investigó.

¿Qué haría sí supiera quiénes fueron los que pusieron la bomba que mató a su hija?


No sé como reaccionaría, pero para mí sería una tranquilidad y lucharía para que tuviesen su castigo.


Quisiera que la Justicia fuera para todos por igual, tanto para los militares que fueron genocidas como para los terroristas que mataron a personas inocentes.


Me hace mal saber que tiraron personas con vida al río y también me hace mal saber que el que puso la bomba que mató a Laura está libre y sin culpa.

¿Hay en usted sed de venganza?


No, eso me convertiría en alguien peor que ellos.


La única satisfacción que anhelo es verlos presos.


Y eso no es buscar venganza ni hacer política: es exigir justicia.


Siento que tengo una deuda con Laura y es hacer saber la verdad.


Las víctimas como ella tienen que ser reconocidas.


Y aunque yo no viva para verlo, otras personas van a seguir luchando por mi causa.

En los malos momentos ¿Se apoya en la Fe?


Tengo un cierto enojo con Dios y a veces se lo comento a los curas.


Tengo fe en algo porque si no estaría perdida, pero todavía no entiendo la justicia de Dios, y no lo digo solamente por lo que le pasó a Laura.


Creo que mi hija está en el Cielo.

¿Habla con Laura?


Todos los días me acuerdo de ella y le hablo.


Le pido que me ayude. Lo hago para buscar cierta tranquilidad.


Muchas veces me escondo de Abel en algún rincón y lloro, pero él se da cuenta de todo...

¿Qué recuerdo guarda de su hija?


Lo único que me quedó es un payaso de juguete de cuando era chica. Después, nada.


Ni siquiera tengo muchas fotos.

¿Como se imagina que sería Laura hoy?


¡Podría haber sido una buena ministra de economía!


Era inteligentísima y le encantaba estudiar.


Me quitaron la posibilidad de verla casarse y tener hijos: me la arrancaron por completo.


Pero lo que más me duele es no tenerla hoy a mi lado.


La necesito, y su hermano también.


Me pongo a pensar qué va a ser de mi hijo si yo me muero: él no puede estar solo.

¿Puede ser feliz a pesar de los malos momentos?


No...Feliz no, pero tampoco puedo darle una vida triste a Abel.


Soy feliz cuando lo veo sonreír.


No puedo aceptar mi destino, pero no hay otra salida.






Pensó alguna vez en volver a formar pareja?


Nunca.


Mi marido se murió muy deteriorado, aguantó todo tipo de dolores, había enviudado antes de conocerme, se le murió una hija que tuvo con su ex-mujer, después nació nuestro hijo con discapacidad y la muerte de Laura fue el golpe final.


Por eso fue otra víctima del terrorismo.


Era un roble, tenía una fuerza admirable, pero su cuerpo no aguantó más.

¿Ahora ocupa su tiempo con alguna actividad?


Había retomado mis clases de inglés, pero tuve que dejar porque la enfermedad de Abel empeoró y hace un año que no va más al colegio especial adonde iba, así que está todo el día en casa.

¿Siempre supo que era una mujer fuerte?


Creo que sí, porque siempre me gustó muchísimo luchar y esforzarme para conseguir lo que quería.


Pero a veces, cuando me siento cansada, me pregunto cómo puede ser posible todo lo que me pasó...lo único que me queda es luchar para conseguir justicia por mi hija.


Agustina D´Andraia








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