* Un varón es un varón, una mujer es una mujer.
Lo importante y trascendente en la pareja humana, lo que le da sentido, es la diferencia y la complementariedad, no la igualdad.
No solo en lo biológico sino también en lo psicológico y en lo cultural.
Esto surge de la naturaleza misma: todas las especies superiores reconocen esta dualidad complementaria que tiende a la unidad.
Hay una sabiduría profunda en la naturaleza que permite por estos medios la continuidad de las especies.
Esto no se funda en ningún prejuicio ni discriminación.
Siempre ha habido (y seguramente habrá) desvíos de este patrón entendidos como anomalías, las excepciones que confirman la regla.
No se trata de un juicio moral sino de una constatación objetiva.
Las religiones no han inventado esta realidad, no la han creado, simplemente la han reconocido.
El hombre desde siempre ha tenido una motivación religiosa.
En su búsqueda de “re-ligarse” con el Creador le fue revelado por Dios mismo, el sentido profundo de este modo de constitución de la pareja humana en el marco del Plan de la Creación.
Esto es lo que afirman las religiones, en particular las monoteístas.
Aún más allá de esta tendencia religiosa y de las revelaciones que son su patrimonio, estas verdades puede leerse en la naturaleza misma.
Las especies superiores y, en particular la humana, organizan sus comunidades fundadas en este vínculo masculino – femenino y lo preservan particularmente.
En la organización de las sociedades humanas las leyes que buscan esta preservación han sido siempre, no producto de una imposición sino de un reconocimiento de una realidad natural preexistente, que requiere ser protegida y privilegiada.
2.- Vivimos un tiempo en que una abrumadora campaña mediática motorizada por una minoría, descalifica de la manera más brutal y drástica la exposición de cualquiera de estos razonamientos.
Esta descalificación pretende hacer callar a quién se atreva a emitir opinión en contrario de lo impuesto como una nueva verdad absoluta, bajo la amenaza (cumplida) de encasillar al que así piensa – que, entre otras cosas, es la mayoría de la población – dentro del mote de “retrógrados”, “discriminadores”, “clericales”, “fascistas” o cualquier otra denominación al uso, cargada de ex profeso del mas alto contenido negativo e intimidatorio posible.
Por el contrario se afirma fanáticamente la defensa de un cambio que se autodenomina como “progreso”, “evolución social”, “igualdad de derechos”, recurriendo profusamente a los mas variados sofismas y golpes de efecto.
Estamos en presencia de un verdadero fundamentalismo que pretende imponerse prepotentemente, de un verdadero intento de proscripción de las mayorías.
Como en todo fundamentalismo, los fundamentalistas se creen portadores de una verdad evidente que no admite discusión y que deben imponer al conjunto, el que “debe cambiar” porque eso es “lo mejor”, revistiéndose para ello del carácter de minorías “iluminadas” que enfrentan al “oscurantismo” y la “ignorancia”.
3.- Como puede verse, lo que ocurre en la Argentina es parte de un proceso extendido sincrónicamente en, por lo menos, todo el occidente planetario.
Cambios como los que se pretenden en las bases mismas de la sociedad no podemos considerarlos, a no ser que seamos muy ingenuos o poco avisados, producto de la espontaneidad, menos aún en los tiempos de la “globalización”.
Hay un corpus de ideas - incluido este tema - que conforman una visión integral.
Por lo tanto, es posible reconocer a los autores que lo han formulado, transformándolo luego en diversas iniciativas, conformando los modos de acción y las herramientas concretas para el desarrollo de las mismas.
Para identificarlos debemos formularnos la siguiente pregunta:
¿por qué y para qué se procura efectivizar esta verdadera reconversión cultural?.
Al hacerlo se nos aparece la disociación entre la fundamentación de las iniciativas propuestas y las intenciones verdaderas, un encubrimiento de estas últimas bajo el ropaje de la defensa de los derechos humanos, del progreso y evolución de las sociedades humanas en el sentido de tolerancia.
Es claro que la constitución de la pareja humana fundada en la diferencia y la complementariedad es el origen de un órgano social – la familia – fundamental para la continuidad y proyección de la especie, no solo desde el punto de vista biológico sino, fundamentalmente, del cultural.
La familia constituye el medio de formación y consolidación de la personalidad, proceso en que la figura masculina y la femenina interrelacionadas e interactuando aseguran la conformación de una personalidad equilibrada, definida y con la fortaleza que le asegura su carácter de libre, autónoma y con capacidad de una sociabilidad positiva.
Así lo estudia la psicología, fundando las diversas alteraciones patológicas de la psique humana en procesos que se inician en sus relaciones parentales primarias.
La crisis que modernamente sufre este órgano social por las diversas tensiones y agresiones de todo tipo a los que se ha visto expuesto, y que en muchos casos produce rupturas del mismo, no lo invalidan sino, por el contrario, viendo los efectos de tales acontecimientos, reafirman su trascendental importancia.
La situación de infinidad de niños, adolescentes y jóvenes que quedan sin la contención y la protección de una familia dan cuenta de ello.
4.- ¿Pero quienes quieren la constitución de generaciones de personalidades incompletamente constituidas, débiles y manipulables; a la par que promover la disminución de la población mundial por la propagación de una suerte de indiferenciación sexual esterilizante, que se agregaría a otros programas en curso como la financiación estatal del aborto y de otras diversas formas de esterilización de varones y mujeres, sobre todo pobres, que presenciamos en todo el mundo?.
Nadie puede negar que estamos en presencia de un monumental proceso de acrecentamiento de la concentración de la riqueza, de la desigualdad social y de la exclusión creciente de grandísimas masas de población.
Sus promotores y protagonistas, que ostentan poderes inconmensurables, cuentan con medios mundializados de operación a favor de sus intereses y uno de sus principales objetivos es eliminar, en todo lo que sea posible, todo aquello que se oponga a la consumación de los mismos.
Numerosos y autorizados autores han analizado con minuciosidad este proceso de genocidio y de creciente esclavización de la humanidad, que derrama sufrimientos y muerte en todo el orbe.
Si rastreamos la campaña que nos ocupa hasta los núcleos centrales de la que dimana, podemos comprobar que estos están vinculados íntimamente con los centros del poder financiero usurario que manejan las grandes instituciones globales y que vienen impulsando este proceso de concentración del poder – exclusión, que hoy ya se abate, como esta a la vista, sobre los países centrales.
Que su implementación se haga por “izquierda” indica la necesidad que tienen de ocultar los fines verdaderos, que serían inaceptables, encubriéndola con valores vistos como positivos para eludir y eliminar toda reacción defensiva.
Otros programas valiéndose de este mismo mecanismo están desplegados en variadas temáticas con un mismo y único fin, debilitar toda estructura, institución u órgano que permita y ampare la libertad y la dignidad de las naciones y los pueblos y su posibilidad de ser protagonistas y artífices de su destino.
5.- En definitiva el intento no es eliminar una discriminación o establecer la tolerancia, sino imponer un cambio raigal de la sociedad humana que la haga, dentro del proceso de la denominada globalización, más débil y manipulable.
Afirmar verdades elementales, naturales, sencillas sustentando sobre ellas la organización social no implica impulsar discriminación ninguna sino actuar contra este afán de los poderosos y defendiendo la libertad, dignidad y autodeterminación de las personas y los pueblos.
6.- Por último, esto se está tramitando en el marco de una democracia representativa.
Al respecto debemos señalar que los representantes adquieren su representación mediante el sistema de partidos políticos.
Estos expresan ante la sociedad que elige a sus representantes, un ideario y un programa o plataforma para que los electores – representados puedan hacer su opción.
Ninguno de los partidos que tienen representación mayoritaria en los órganos legislativos han propuesto el cambio que ahora se debate.
Por lo que de aprobarse una ley en este sentido, la misma carecería absolutamente de legitimidad, sería inconstitucional, ya que los representados no han tenido oportunidad de manifestarse en la elección de los representantes vigentes respecto del tema que nos ocupa.
La única forma de salvar esta nulidad insalvable sería la convocatoria de una consulta popular obligatoria y vinculante, o bien incluir explícitamente la propuesta en las plataformas o programas en una próxima elección.
Pareciera, por el contrario, que los fundamentalistas, sabiéndose minoritarios entre nuestro pueblo, están dispuestos a concretar por asalto esta violación de la Constitución Nacional, implementando de facto una verdadera proscripción de las mayorías, con el argumento de una sospechosa e inexistente urgencia., lo que inevitablemente dejará abierta, de así suceder, la puerta de la anulación de una legislación promulgada de esta manera claramente ilegítima, llenando de oprobio a los legisladores que incurran en este despropósito
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