¿DESEA CONSERVAR A SU SUEGRA EMBALSAMADA?
¡No me mire con semejante cara de culo, no me mire!
Es una posibilidá a la que puede o no echar mano, como para compensar el haberle echado tantas veces de su casa.
Le digo más.
Si no se pone de moda en toda Latinoamérica, lo habilito para que sea Ud. mismo quien me entregue el carnet que me acredite como el boludo crónico de la década. ¡Hablando de boludos crónicos!… dijo el Excelentísimo Señor Presidente de la República de Bolivia (sic):
“Estoy casi convencido de que envenenaron al compañero Chávez”.
¡Y diga que tuvo la prudencia de decir “casi convencido”, como dejando entreabierta la puertita de la duda,
¿comprende?
¡Mejor así; de otra manera, el título de boludo de la década, a éste no se lo arrebataba nadie!
Y le aseguro que boludos hay a montones.
Como los que hicieron correr la bola de que La Señora se había tomado el raje de Venezuela, consecuencia de la llegada del amigo Presidente iraní.
¡Nada que ver!
El raje de La Señora tuvo que ver con los siete días que se sumaron a los ya prolongados funerales de Hugo Chávez.
El encontronazo lo tuvo con el “dolobu” de Maduro, a quien hizo saber que el tiempo agregado no le daba margen para despedir al compañero Bolivariano, en el honor que le había sido concedido.
¡Ahora quiero ver quién se anima!, porque probado está que al Evo no le da el inteleto; la Dilma es demasiado práctica y por ahí se descuelga con un “adeus Huguiño”; Piñera no ofrece ninguna garantía; Correa todavía no quiere terminar de quemarse; al iraní nadie podrá entenderle un jocara; a Maduro no le corresponde por protocolo, así se caguen en los protocolos y las Constituciones.
¡Me queda uno solo!… como de fierro, le diría.
¡Todas mis fichas a Mujica!, con un caudal de oratoria muy inferior al de La Señora, pero que podrá compensar con la parsimonia que lo caracteriza.
Si de llenar espacio y huevos se trata, ¡primero él, sin duda!
Y ahora que hablo de él, me viene a la memoria “Él”.
Porque cuando menos que yo sepa, no lo embalsamaron… ¡a nadie se le ocurrió!
Mucho nombre de avenida, mucho de calle, mucho monumento, tremendo mausoleo, ¡pero así como jamás lo vimos muerto, jamás lo podremos llegar a ver!…
¡Nada! ¡Nada… no me venga con estupideces!
¿O acaso quiere formar parte del concurso de boludos crónicos?
Ricardo Jorge Pareja
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